ARGENTINA:Dos modelos económicos compiten en elecciones



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Marcela Valente

BUENOS AIRES, 10 may (IPS) - Los dos candidatos a la presidencia de
Argentina que competirán en segunda vuelta prometen mantener la estabilidad
económica, pero Néstor Kirchner parece más proclive a priorizar la
producción y el empleo, y Carlos Menem es más confiable para el sector
financiero.
"Yo quiero que las cuentas públicas cierren pero con la gente adentro",
sintetizó durante su campaña Kirchner, gobernador de Santa Cruz y favorito
para ganar los comicios del 18 de este mes por una diferencia de más de 20
por ciento de los votos, según las encuestas.

El ex presidente Menem (1989-1999), apela al recuerdo de la bonanza
económica en los primeros años de su gestión, y promete beneficios para los
empresarios, pero también para los más pobres.

Las diferencias entre uno y otro se expresan mejor a través de sus
candidatos a ocupar el Ministerio de Economía.

Kirchner ya anunció que quiere mantener al actual ministro Roberto Lavagna,
quien asumió hace poco más de un año y logró estabilizar los precios, frenar
la devaluación, poner en marcha un plan de subsidios a jefes de hogar sin
empleo, y renegociar la deuda externa desde una posición poco flexible.

Tras varios meses en los que pareció que Argentina entraría en cesación de
pagos con los organismos multilaterales de crédito, Lavagna consiguió el
aval del Fondo Monetario Internacional (FMI) para suspender el pago de
vencimientos hasta fines de agosto, de manera de permitir una incipiente
recuperación de la economía.

El producto interno bruto cayó 11 por ciento en 2002, y el FMI prevé que
este año aumentará cuatro por ciento, corrigiendo un pronóstico anterior de
sólo uno por ciento.

La deuda externa pública argentina asciende a 142.000 millones de dólares,
de los cuales 60.000 millones se adeudan a tenedores de bonos privados que
no cobran desde diciembre de 2001, a la espera de una renegociación.

Este año, el próximo gobierno deberá negociar con esos acreedores y cancelar
6.000 millones de dólares de deuda pendiente con los organismos
multilaterales de crédito.

Lavagna quiere priorizar el mercado interno, aprovechar la devaluación para
sustituir importaciones, promover un plan de obras públicas para generar
empleo, consolidar la banca pública, por encima de la privada, fortalecer el
Mercosur y negociar una fuerte quita de la deuda externa con los acreedores
privados y un periodo de gracia para pagar a los organismos internacionales.

"Para sorpresa de todo el mundo, incluso para mí, Argentina ha vuelto a
crecer sin caer en la hiperinflación", admitió este mes la subdirectora del
FMI, Anne Krueger, principal opositora a acordar una renegociación de los
plazos de pago de la deuda argentina durante los primeros meses de gestión
de Lavagna.

"La economía argentina está remarcablemente estabilizada", reconoció.

Pero Krueger señaló que resta mucho por hacer, incluyendo la renegociación
de deuda externa con acreedores privados y organismos internacionales, una
reestructuración del sistema bancario y una postergada actualización de las
tarifas de las empresas privatizadas.

En los mercados financieros se considera a Menem el candidato ideal para
realizar esas tareas pendientes.

El ex presidente anunció que su candidato a ministro de Economía es Carlos
Melconián, un economista considerado confiable en el sector financiero.

"El mercado no es menemista, pero percibe que las negociaciones de la deuda
externa con un gobierno de Kirchner serían más duras que con uno de Menem, y
por eso nos hubiera gustado que el ex presidente se asegurara la victoria en
primera vuelta", admitió desde Nueva York Pablo Goldberg, de la firma
consultora sobre inversiones Merrill Lynch.

Esa declaración coincidió con los resultados de una encuesta que realizó la
consultora Graciela Romer entre "líderes de opinión del sector empresario".

Cincuenta y ocho por ciento de los consultados votaron en la primera vuelta
al centroderechista Ricardo López Murphy, quien se ubicó tercero en los
comicios, 17 por ciento prefirieron a Menem, y sólo siete por ciento a
Kirchner.

Con López Murphy fuera de la competencia, 48 por ciento de los entrevistados
anunciaron su decisión de votar a Menem en la segunda vuelta, y 42 por
ciento expresaron preferencia por Kirchner.

Las encuestas que buscan reflejar opiniones del conjunto de la población
registran mayoría para que Lavagna se mantenga en su cargo, aunque el
desempleo aún afecta a 17,4 por ciento de la población economicamente
activa, y la pobreza afecta a una proporción sin precedentes de 54 por
ciento de la población.

Cuarenta y dos por ciento de los consultados por la encuestadora Equis
dijeron desea que el actual ministro siga en su puesto con Kirchner.

Melconián reconoce la necesidad de aumentar las tarifas de servicios
públicos, como reclaman las dueños de las empresas privatizadas, y está
dispuesto a lograr superávit fiscal suficiente para cumplir los pagos
previstos de deuda externa.

Pero Menem debió dejar a un costado a otro referente económico de su equipo,
Pablo Rojo, quien prometía reducir o eliminar impuestos a las empresas y a
los exportadores, y al mismo tiempo garantizar el pago de la deuda externa
con superávit fiscal.

Melconián recomienda una política de fuerte impulso a las exportaciones,
sugiere mantener la libre flotación actual de la cotización del dólar, y
sólo prevé reducir impuestos en la medida en que eso no afecte el logro de
un superávit sufiente para cumplir con los compromisos externos.

El economista Claudio Lozano, de la Central de Trabajadores Argentinos, dijo
a IPS que Menem cambió sus propuestas de la primera vuelta porque necesita
expresar a las nuevas fracciones del poder económico en Argentina, después
de la profunda crisis que se aceleró a fines de 2001.

La paridad forzosa del peso y el dólar, establecida por el gobierno de Menem
y mantenida durante una década, correspondió a un periodo en que abundaba el
financiamiento externo, y en el cual las empresas que adquirieron empresas
de servicios públicos hicieron fuertes inversiones en el país, apelando a
una banca que también creció considerablemente, explicó.

"En esa época, la deuda se pagaba con nueva deuda, pero ahora, devaluación
mediante, para pagar los compromisos en un momento en que no abunda el
financiamiento proveniente del exterior, y en que los bancos están en
crisis, se requiere un aumento de la producción y de las exportaciones para
obtener superávit", señaló Lozano.

"Ante este cambio en el esquema de poder económico, Menem, que siempre buscó
ser fiel expresión de ese poder, se dio cuenta de que no hay condiciones
para reeditar aquel modelo de los 90, y por eso ahora sus propuestas aceptan
como un hecho la devaluación, los impuestos a la exportación y la necesidad
de obtener un superávit fiscal", opinó el economista.

Según Lozano, para salir de la encrucijada, Argentina necesita "desconocer
la agenda de prioridades que plantea el FMI", y si no lo hace estará "
condenada a un crecimiento moderado y lento como el que se registra
actualmente, del que se obtiene un superávit comercial apenas suficiente
como para pagar la deuda externa".

"Si Kirchner y Lavagna, en lugar de profundizar un esquema de mayor
producción y empleo, siguen esta estrategia de crecimiento moderado,
entonces el único ingreso disponible irá a pagar los compromisos externos y
seguirán pendientes la creación de empleo, el impulso a la producción y la
distribución de la riqueza que ambos propician en su campaña", advirtió