Venezuela: La propuesta Carter y la torpeza opositora



6 de febrero del 2003

Luis M. Villafaña

El Paro patronal nunca tuvo posibilidad de ser victorioso, pues solo era una
excusa para la destrucción del orden político-económico y social. Ese Paro
fue un fracaso porque sólo convocó la voluntad de aquellos ya comprometidos:
sectores contrarios a los cambios, sectas opositoras al gobierno
bolivariano, a la Constitución y las leyes. Pero además de fracaso, el Paro
fue un error político, económico, ideológico y social descomunal, que más
temprano que tarde no tendría padre ni madre, pues no es costumbre de la
oposición golpista venezolana reconocer sus errores.

Las premisas anteriores conducen a una conclusión indiscutible: el intento
golpista y conspirador de las cúpulas anti-democráticas venezolanas, junto a
intereses internacionales, se toparon con la voluntad y espíritu de lucha
del pueblo venezolano, contra ese muro no pudo la alianza fascista. Ahora
esa descalificada oposición busca una alternativa ante las consecuencias de
su aventura y es así como levantan las propuestas de Carter como banderas
suyas: La Enmienda Constitucional y el Referéndum Revocatorio. Es tal el
grado de esquizofrenia que no logran atinar que lo esencial de esta
propuesta de Carter, inscrita dentro de la salida constitucional, es la
misma que el Presidente de la República esgrimió ante el Paro iniciado el 2
de diciembre del pasado año y frente el adefesio de referéndum consultivo.

Olvidó la desesperada oposición que su exigencia fundamental era la renuncia
inmediata de Hugo Rafael Chávez Frías. Grave, y por ello preocupante la
situación de esa oposición, que ahora está imposibilitada de escuchar y
menos interpretar el mensaje del Canciller de Brasil en la ciudad de Nueva
York, en el cual cuestionó el entorpecimiento del derecho al estudio (obra
de la oposición golpista) y el terrorismo ejercido por los medios de
comunicación y el sector bancario y empresarial oligarca.

La torpeza opositora sólo es comparable a la magnitud del daño ocasionado a
la sociedad venezolana, contra la cual desataron la más formidable batalla,
incluida una guerra psicológica mediática y de saboteo económico de
proporciones desconocidas en el país.

Nosotros, como miembros del Movimiento 13 de abril, estamos por un
pertinente y sano aprovechamiento de los desaciertos de esa oposición y de
las fortalezas del proceso. Recordemos que el principal error del sector
golpista fue haber subestimado al pueblo de Bolívar, su disposición de
cambio y compromiso con el proyecto bolivariano. A partir de allí, de la
torpeza madre, se desprenden las otras:

subestimación de la presencia en las masas populares de un sueño y una
esperanza de la posibilidad de un nuevo tiempo caracterizado por la
justicia, el respeto, la dignidad. También minimizaron y pretendieron
desconocer el liderazgo del presidente, su carisma y, a su vez, magnificaron
el apoyo internacional, el saboteo interno y las campañas mediáticas; sin
negar, que esta última herramienta tuvo y tendrá consecuencias perversas en
la población venezolana, particularmente en los sectores medios.

En el contexto señalado, inventariamos la derrota de la oposición y la
aceptación en la mesa de diálogo y acuerdo de las propuestas del
ex-presidente Jimmy Carter como una magnifica oportunidad para dar un salto
importantísimo en la profundización del proceso. Convencidos estamos, como
la mayoría del país, de que la oposición no cree en esas propuestas, que
simplemente es una coartada para asimilar el golpe, coger oxigeno y volver a
sus andanzas golpistas; sin embargo, sería muy bueno para la inmensa mayoría
de este país convertir el motivo de la enmienda, constituyente o referéndum,
en un resorte para impulsar una profunda movilización del pueblo. Es también
una válida razón para mostrar los logros del proceso, para clarificar a
sectores confundidos y aislar a los fascistas.

La enmienda y el referéndum revocatorio fueron algunas de las alternativas
que el presidente Chávez, recordó a la oposición como salidas
constitucionales desde el inicio de la crisis estimulada y desarrollada por
ellos. En tal sentido y conscientes del tratamiento que la oposición le dará
a las propuestas mencionadas, nuestro papel debe ser generar una profunda
campaña por un NO ACTIVO: NO a los intereses del golpismo; No al saboteo y a
la conspiración. Ese NO tiene que mostrar con suficiente convicción el
rechazo de la población a estos sujetos, a sus acciones, concepciones y
políticas. Por consiguiente, y a sabiendas de que la conducta de la
oposición tiene como finalidad frenar el avance de nuestro pueblo, confundir
a los indecisos y fanatizar a los radicales, nuestras acciones deben estar
dirigidas a acelerar el avance de las mayorías. En ese sentido debemos ser
valientes, creativos y respetuosos; las torpezas de la reacción no deben ser
argumento para no desarrollar una práctica política de nuevo tipo.

Una pedagogía política que esclareciendo al país, incida en convocar a los
indecisos y clarificar a los fanatizados.

Hablamos de un NO ACTIVO en contra de cualquier intento de poda a nuestra
Constitución; No a la amnistía de terroristas (petroleros, militares,
políticos, periodistas); No a la impunidad. Un No, que junto a una política
económica integral de crisis y reconstrucción nacional acentuada en el
protagonismo popular, siembre de una vez por todas las raíces para una
práctica política-económica y social, que más temprano que tarde saque a la
Patria del abismo en donde los sectores dominantes la habían colocado y que
ahora pretendían profundizar.

Es un hecho, la confrontación en contra del Presidente Chávez no tenía otro
objeto que dar al traste con la institucionalidad de la República
Bolivariana de Venezuela, con su preocupación por las grandes mayorías, por
una justa distribución de la riqueza, por consiguiente, derrotar esas
motivaciones no es más que la victoria de la institucionalidad bolivariana,
democrática, participativa y protagónica.

Alguien dijo que las mejores enseñanzas se extraen de las más profundas y
dolorosas experiencias. Hoy podemos decir, que el mejor aprendizaje de los
hechos acaecidos en los últimos años, es que la revolución en nuestro país
pasa por la defensa y profundización de la institucionalidad bolivariana.

El pueblo se siente bien con su Constitución y con el liderazgo del
Presidente Chávez. Si a la oposición golpista no le gusta que trabaje por la
enmienda, la constituyente o el referéndum revocatorio; también allí serán
derrotados por una voluntad popular decidida a andar por el camino de la
justicia, libertad, democracia y dignidad. Luego de esa derrota vendrán con
más conspiraciones, marramucias y obstáculos, pero entonces estaremos mejor
preparados. Si realmente la oposición quería un Referéndum Revocatorio, una
Constituyente o una Enmienda a la Constitución, no era necesario destruir al
país; bastaba con ejercer sus derechos y ya. De allí que si hoy tiene
sentido la Mesa de Negociación y Acuerdo, sólo ha de ser para obligar a la
Coordinadora a desmontar la conspiración y respetar la Constitución, así
como aceptar la apertura de juicios en contra de los responsables de
terrorismo en el país. Eso, si realmente son democráticos.
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Luis M. Villafaña Mov. 13 de abril
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Nello

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