BRASIL:Lula lanza guerra contra causas y efectos del hambre




Mario Osava

RIO DE JANEIRO, 30 ene (IPS) - El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da
Silva, puso en marcha este jueves el anunciado programa Hambre Cero, con la
promesa de atacar las causas del problema y no sólo luchar contra sus
efectos.

La "guerra contra el hambre" en este país no busca "matar a nadie sino sólo
salvar vidas", dijo Lula al instalar en Brasilia el Consejo Nacional de
Seguridad Alimentaria (Consea) ante 500 funcionarios, políticos y líderes
sociales, en referencia a los aprestos bélicos de Estados Unidos y Gran
Bretaña contra Iraq.

Pero la desnutrición no se limita a Brasil sino que afecta a centenares de
millones en el mundo y por eso "los países más ricos tienen que hacer su
parte", añadió, tras explicar que fue al Foro Económico Mundial, en la
sudoriental localidad suiza de Davos, para "incluir el hambre en la agenda
internacional".

Lula aseguró que el plan Hambre Cero comprende "medidas estructurales
permanentes, que solucionarán el problema definitivamente", combinadas con
acciones de emergencia para atender a la población en situación dramática.

Entre las acciones estructurales para liberar a millones de brasileños de la
"humillación" de sobrevivir con la donación de canastas básicas de alimentos
se cuentan la creación de empleos, la educación de calidad, reforma agraria,
el cooperativismo, microcréditos y la capacitación profesional.

El programa no será "una campaña temporal" ni limitada a algunas partes del
país, sostuvo Lula.

Reconoció, además, que el hambre es un problema complejo y que gobiernos
anteriores fracasaron en su intento por erradicarlo porque "no le dieron la
prioridad necesaria ni contaron con la indispensable movilización de la
sociedad".

Por eso llamó a la participación de todos y a constituir consejos
municipales, asociando gobernantes y miembros de la sociedad, para la
"misión decisiva" de identificar familias que necesitan alimentos, crear
puestos de recepción y distribución, orientar a la población y evitar
"desviaciones y desperdicios".

El Programa Hambre Cero comenzará a implementarse en dos municipios de
Piauí, uno de los estados más pobres en el nordeste de Brasil.

Casi 1.000 familias de Acauán y Guaribas, en Piauí, recibirán 50 reales (14
dólares en la cotización actual) cada mes para asegurar su alimentación, en
el marco de un cronograma que continuará con otros municipios del mismo
estado.

El plan detallado tendrá su versión definitiva a fines de agosto, informó el
Ministerio Extraordinario de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre,
encabezado por su creador, José Graziano.

El Consea, que define la orientación general del plan, se compone de 72
miembros, reuniendo a 13 ministros, expertos, delegados de organizaciones no
gubernamentales y religiosas, líderes empresariales, sindicalistas y
personalidades del mundo deportivo y cultural conocidas por su
preocupaciones sociales.

Sin embargo, el debate entre consejeros y el gobierno no será tranquilo a
saber por las polémicas ya desatadas por algunos de ellos, quienes
criticaron la forma como el ministro Graziano propone ejecutar el programa,
en especial su intención de exigir que los beneficiados comprueben la compra
de alimentos.

La medida planteada por Graziano busca que el dinero distribuido se destine
efectivamente a la alimentación, pues un objetivo es estimular la
agricultura familiar con el aumento de la demanda. Eso daría lugar a más
empleos, ampliando la economía y los ingresos de la población local,
explicó.

El gobierno ya flexibilizó sus exigencias en atención a los cuestionamientos
de varios expertos y miembros del Consea, como el obispo católico Mauro
Morelli y la coordinadora de la Pastoral de la Niñez, Zilda Arns, también
vinculada a esa iglesia.

Para comprobar la adquisición de alimentos ahora no será necesaria la
factura formal, algo inexistente en locales de economía precaria como los
del nordeste de Brasil, sino cualquier recibo o certificación de los
comerciantes.

Pero Arns sigue rechazando la decisión. En su opinión, como de muchos
expertos, los beneficiados deben elegir por sí mismos en qué aplicar el
dinero recibido.

A veces les es más importante adquirir ropas, libros o bienes que les
aseguran una vida mejor o, incluso, la posibilidad de empleo, argumentaron
los críticos.

El gasto empleados en ese control sería mejor aplicado en educación y
orientación a la población sobre nutrición, comentó Arns.

La Pastoral de la Niñez asiste en la actualidad a más de 1,5 millones de
familias en comunidades de extrema pobreza, donde logró reducir la
mortalidad infantil a la mitad del promedio nacional, que es de 29,6 por
cada 1,000 nacidos vivos.

Además, existen discrepancias sobre la cantidad de hambrientos entre los 171
millones de brasileños. El gobierno calcula 46 millones de personas con
problemas de alimentación, una cifra mencionada por Lula en su discurso en
Davos.

En cambio, estadísticas del Instituto de Investigación Económica Aplicada
(IPEA), un organismo del propio gobierno y vinculado al Ministerio de
Planificación, sostienen que el hambre alcanza a la mitad de la cantidad
señalada por Lula.

Para Sonia María Rocha, economista experta en la materia y consultora del
Banco Mundial, aseguró que son menos aún y que las personas con hambre no
superan los 16 millones.

Algunos de esos cálculos se basan en niveles de ingreso, mientras que otros
agregan más componentes.

El IPEA, por ejemplo, considera indigentes y por tanto sujetos al hambre a
todos los brasileños que ganan menos de 100 reales (28 dólares) al mes. Pero
esa suma compra menos alimentos en Sao Paulo, donde la vida es más cara, que
en el pobre nordeste, observó Rocha.

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Nello

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