Dopo il VEnezuela anche Argentina e Uruguay non manderanno piu' soldati alla SOA



Argentina y Uruguay se alejan de la Escuela de las Américas
Por Silvia Guillén | Desde la Redacción de APM
A pesar de estar enfrentados por la instalación de papeleras, Argentina y Uruguay se ponen de acuerdo para dejar de enviar soldados a entrenarse a la Escuela de las Américas. En un claro mensaje de oposición a la política represiva de Estados Unidos en el orden militar, Argentina y Uruguay decidieron no enviar más tropas para su entrenamiento en la academia ubicada en el Fuerte Benning del Estado de Georgia. Los ministerios de Defensa de Uruguay y Argentina hicieron hincapié en que la institución educativa castrense tiene un amplio historial de torturas y represión social, sobre todo en América Latina.

Luego de reuniones mantenidas con autoridades ministeriales, grupos de derechos humanos argentinos, líderes eclesiásticos y activistas obreros y comunitarios uruguayos, ambos países decidieron dar cause a la medida, razón que los enmarca dentro de los casos más recientes que anuncian una cesación de entrenamientos en ese cuerpo militar estadounidense.

En este mismo sentido, en enero de 2004, el presidente venezolano Hugo Chávez dejó de enviar tropas a la Escuela de las Américas.

Durante las décadas del ‘60 al ‘80, llovieron millones de denuncias de organizaciones de derechos humanos sobre latinoamericanos que fueron torturados, violados, asesinados, desaparecidos, masacrados u obligados al exilio a partir del accionar de oficiales entrenados en esa institución. A estas alturas de los acontecimientos, no es un secreto para nadie que allí se “educa” para exterminar, con el agravante de que en 1996 el Pentágono desclasificó y publicó manuales de adiestramiento utilizados en la escuela norteamericana. En esos textos, se puede leer con espanto la defensa de la tortura, la extorsión, además de cómo se pueden realizar ejecuciones individuales y extrajudiciales.

La Escuela de las Américas, actualmente denominado Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (SOA/WHINSEC) fue creada en Panamá en 1946 y en 1984 se trasladó a Fort Benning. El ex presidente de Panamá, Jorge Illueca, expresó que la SOA es "la base más grande para la desestabilización en América Latina" al tiempo que uno de los principales diarios del país la llamó "la Escuela de Asesinos", como quedó emblemáticamente identificada. Durante sus 59 años de vigencia, la SOA entrenó a más de 61 mil soldados latinoamericanos en técnicas de combate, tácticas de comando, inteligencia militar y técnicas de tortura. En el presente, la Escuela de las Américas alecciona casi mil soldados y policías al año. El Representante del Congreso de Estados Unidos, Joseph Kennedy, dijo al respecto que "cuesta millones de dólares al año e identifica a nuestro país con la tiranía y la opresión".

Sendas filas de militares de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, Nicaragua, entre otros, pasaron por esos claustros que educan para matar. Algunos ejemplos dan cuenta del saldo de horror que dejó el entrenamiento en la SOA.

La Comisión de la Verdad devenida de los Acuerdos de Paz en El Salvador, da cuenta que las dos terceras partes de los militares involucrados en los crímenes más brutales de la guerra, fueron egresados de allí. Alrededor de 6.700 militares salvadoreños fueron entrenados en esta escuela y ocupa en número el segundo lugar después de Colombia, con 9679 hombres entrenados.

Bajo la dictadura de Somoza en Nicaragua, 4.693 militares “se educaron” en la SOA, los que fueron conocidos como los "contras", responsables de miles de asesinatos. Como si fuera sinónimo de orgullo, en la Escuela de las Américas está colgado el retrato del ex presidente y dictador General Manuel Noriega, preso en Estados Unidos por tráfico de drogas. Los ex dictadores de Argentina Leopoldo Galtieri y Roberto Viola, se graduaron en la SOA y más de mil militares acusados de ser parte del genocidio durante la última dictadura militar (1976 – 1983), egresaron de esa escuela. En todas las dictaduras latinoamericanas, los castrenses en el poder optaron por mandar a sus tropas a adiestrarse allí, porque era garantía de que el “aprendizaje” rendiría los frutos que necesitaban los dictadores para someter a los pueblos hasta hacerles perder la dignidad.

Pero esta escuela del terror, tiene su contrapartida a raíz de lo sucedido el 16 de noviembre de 1989, cuando seis sacerdotes jesuitas, su trabajadora doméstica y su hija adolescente, fueron masacrados en El Salvador. Luego de efectuarse la investigación del Congreso y dar cuenta de que los responsables fueron entrenados en la Escuela de las Américas, al año siguiente se fundó el SOA Watch, que comenzó en un pequeño apartamento en la parte externa de la puerta principal de Fuerte Benning. Su fundador, el sacerdote Roy, junto a sus seguidores, se manifiestan en contra de la política de la escuela norteamericana, efectuando ayunos y manifestaciones diversas, lo que en muchas oportunidades les costó incluso la cárcel.

La Escuela de las Américas fue llamada por analistas de prensa como la más grande base para la desestabilización política de América Latina, e incluso algunos miembros del Congreso estadounidense han pedido la clausura definitiva del oficialmente denominado Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, y la propuesta ya tiene 126 patrocinadores en ambas cámaras legislativas. Este sería un acto de justicia, aunque los daños perpetrados como consecuencia de la existencia de un instituto con prácticas aberrantes de instrucción, no podrá redimirse. Lo hecho, hecho está.