BRASIL:Renta por existir



http://ipsenespanol.net/interna.asp?idnews=25809

Mario Osava

RIO DE JANEIRO, 9 ene (IPS) - Brasil convirtió en ley una de las utopías más
seductoras de los tiempos actuales, cuya factibilidad parece sin embargo
lejana, especialmente en países financieramente débiles como los
considerados aún en desarrollo.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva promulgó el jueves la Ley de Renta
Básica de la Ciudadanía, que promete a todos los brasileños, sin ninguna
distinción, y a extranjeros que vivan en el país hace más de cinco años,
recibir del Estado una suma suficiente para sus gastos esenciales, como
alimentación, educación y salud.

Se trata de un beneficio universal desde el nacimiento a la muerte, e
incondicional, que abarca sin excepción a ricos y pobres, sin excepción. Eso
corresponde a los principios de la renta mínima, con defensores en muchos
países.

Se trata de reconocer de hecho el derecho de todos a la vida, con
independencia de que desempeñen un trabajo remunerado, o en otras palabras,
de independizar trabajo e ingreso. La idea gana fuerza creciente en un mundo
de economía globalizada que extermina empleos.

Pero la ley aprobada después de 12 años de tramitación parlamentaria,
gracias a la obstinación de su proponente, el senador Eduardo Suplicy, hace
una concesión al realismo que la mediatiza, la acota y puede dejarla sin
efecto. Se aplicará gradualmente a partir de 2005, de acuerdo con las
posibilidades del presupuesto estatal y empezando por los pobres.

En Brasil hay leyes "que pegan y otras que no", y es preciso hacer todo el
esfuerzo posible para que ésta "pegue", comentó Lula en el acto de
promulgación.

De todos modos, y por otras vías, el Estado brasileño aumenta desde hace
décadas los aportes monetarios a los sectores más pobres, con la intención
de reducir las desigualdades sociales, la miseria y el hambre, además de
brindarles otros no monetarios.

Así surgieron la "beca-escuela", un subsidio a las familias pobres que
mantienen a sus hijos en la enseñanza primaria, la "beca-alimentación", el
programa de erradicación del trabajo infantil y el "auxilio-gas", una
pequeña suma bimestral para compra de gas de cocina.

El éxito de la "beca-escuela" en Brasilia, en la década pasada, la convirtió
en una de las tecnologías sociales brasileñas recomendadas por la
Organización de las Naciones Unidas y "exportadas" a numerosos países.

El gobierno actual creó, luego de su asunción en enero de 2003, el programa
llamado Hambre Cero, que incluye ayuda monetaria y acciones "estructurales",
entre ellas desarrollo de la pequeña agricultura, alfabetización y cisternas
para captar agua potable de la lluvia en áreas semiáridas.

Pero luego decidió, en octubre, poner fin a esa dispersión de acciones de
distintos ministerios, unificando cuatro de ellas en la "beca-familia", que
ofrece un mínimo de 50 reales (17,40 dólares) más las ayudas para escuela,
alimentación y gas. El año pasado terminó con 3.615.596 familias
transferidas al nuevo programa, según datos oficiales.

Esa "migración" permitió elevar de 8,45 a 25,30 dólares el promedio de
ingresos de cada familia, y gran parte del aumento se cubrió con la
reducción de gastos bancarios y burocráticos, dijo a IPS Ana Fonseca,
secretaria ejecutiva del Programa Beca-Familia.

En 2003 se aplicaron a los distintos programas unos 1.500 millones de
dólares, y se prevé que la suma aumente 23 por ciento este año, lo cual
representa una importante transferencia de ingresos para las poblaciones y
las áreas más pobres de Brasil, destacó.

Arandir Andrade Maia, campesino de 25 años, dijo estar "contento" con la
novedad, que le permitió elevar a unos 33 dólares sus beneficios mensuales
desde noviembre, casi el doble de lo que recibía antes por el Hambre Cero.
Se le agregaron unos 5,20 dólares por cada uno de sus hijos pequeños.

Lástima que esa mejoría no se extendió a "muchos otros pobres que lo
necesitan", dijo a IPS por teléfono desde Guaribas, municipio del interior
del nororiental estado de Piauí, donde se inauguró hace un año el Hambre
Cero, por tratarse de un area de las más pobres de Brasil.

Pero lo que más hace falta es la lluvia para que la gente tenga trabajo y "
yo pueda sembrar frijoles y maíz en la poca tierra que tiene mi familia",
dado que la sequía agrava la pobreza local, comentó Maia.

La "beca-familia" benefició a centenares de familias en Guaribas, pero
muchos se quejan por no haber sido incluidos en el programa, comentó a IPS
Wagner Correia Alves, funcionario local de la Caja Económica Federal, el
banco estatal encargado de hacer los pagos.

"Por qué unos son hijos de Dios y otros no?", critican los que quedaron
fuera.

Hacer un catastro único de las familias muy pobres de todo el país es uno de
los grandes desafíos que afronta el gobierno, como condición para
perfeccionar los programas sociales.

El nivel de ingresos no es la "única cara de la pobreza", y se estudia
considerar otros indicadores, como escolaridad, lugar de residencia (rural o
urbano, y en el segundo caso, tamaño de la ciudad), propiedad o arriendo de
la vivienda, y acceso a luz y agua potable, informó Fonseca.

La meta del Programa Beca-Familia es alcanzar a 11,4 millones de familias en
2006, lo que equivale a 41,4 millones de personas, ya que el promedio de
miembros de cada familia es 3,6 miembros. Eso equivale aproximadamente al
total de la población que las autoridades consideran vulnerable al hambre,
en un país con unos 175 millones de habitantes.

Esa asistencia, como las otras becas que se mantienen por separado hasta que
puedan ser unificadas, se otorga si existen contrapartidas de las familias,
como el mencionado mantenimiento de los hijos en la escuela, vacunaciones y
participación de los adultos en cursos de alfabetización, orientación
nutricional y capacitación profesional.

La renta básica que el senador Suplicy espera ver en vigencia completa a
partir de 2008 o 2010, es distinta. No impone condiciones y es un derecho
individual, no familiar.

Por ahora, es conveniente mantener el criterio de las contrapartidas
relacionadas con los hijos, porque las familias con niños y adolescentes en
edad escolar son las más vulnerables, argumentó Fonseca. (FIN/2004)