La Compañia de Jesús contra el Imperio



fonte Attac

                    Introducción

La preocupación por el desarrollo de América
Latina incluye una dimensión sin la cual no es
pensable ningún proyecto para este continente: el
bienestar para toda su población. Las
estadísticas de todos los países dan cuenta de un
alarmante aumento de pobreza, calificada
actualmente como exclusión. Hay un inmenso abismo
entre los grupos que concentran la riqueza y la
inmensa mayoría de la población que está por
debajo del nivel de pobreza. Cuando tenemos en
perspectiva un área de libre comercio para las
Américas (ALCA), vemos con inmensa preocupación
que sus planteamientos no tengan en cuenta esta
grave problemática y que previsiblemente la
puedan agravar en el futuro.
Por eso el Seminario llevado a cabo en la ciudad
de Quito, del 10 al 13 de julio, en el que
participamos laicos, laicas, religiosas y
jesuitas involucrados en la promoción social,
planteó la urgencia de pensar en formas de
integración americana que tengan en cuenta esta
dimensión social, que incluya en el mundo de la
economía el concepto de 'Hipoteca Social' del que
habló Juan Pablo II. Las reflexiones que se
realizaron durante el Seminario nos abren
horizontes que hay que trabajar con urgencia en
una perspectiva de hacer propuestas, crear
alternativas que puedan ser impulsadas por
quienes desde los valores éticos propuestos por
Jesús de Nazareth nos preocupamos por la suerte
de nuestros hermanos y hermanas.
1.- Por qué no queremos el ALCA
Porque la Composición del ALCA es impresionantemente asimétrica.
El punto de partida de las economías de los 34
países que conforman América del Norte, Central,
el Caribe (con excepción de Cuba) y Suramérica es
sumamente desigual. Del PIB total, el 79%
corresponde a Estados Unidos, el 5,9% a Canadá,
el 4,7% a Brasil, a México el 4,2%, a Argentina
el 2,51%, y la gran mayoría de los países no
superan el 1% del PIB total del ALCA. Por lo
tanto, la negociación del ALCA se realiza en
términos de poder extremadamente desiguales y
asimétricos.
Porque la forma de negociación del ALCA no es transparente.
Lo negociado sigue siendo un secreto, y el texto
no logra incorporar las diversas propuestas que
han presentado las organizaciones ciudadanas del
continente. En la mayor parte de los países la
sociedad civil se encuentra sin información sobre
lo que sus gobiernos están negociando. Lo mismo
ocurre con sectores productivos completos
(empresas, trabajadores) que serán fuertemente
afectados por el ALCA. No se han previsto
referendums para la aprobación popular del
Tratado.
Porque el ALCA pretende ser un pacto de igualdad entre desiguales.
Encontramos injusto pactar igual trato para
quienes son enormemente desiguales en tecnología,
conocimiento, capital, poder militar. No hay duda
que ello generará mayor desigualdad.
Porque el ALCA es mucho más que un tratado comercial.
Es un esquema de privatización (especialmente de
servicios y bienes públicos tradicionalmente
reservados al Estado), de liberación de mercados
y de seguridad para las inversiones extranjeras,
a las que se conceden ventajas sobre las
nacionales. Las propuestas del ALCA van a mermar
la facultad de los gobiernos para llevar a cabo
políticas de desarrollo específicas en áreas
económicas y sociales. Se pretende que el ALCA
tenga rango supraconstitucional. Con ello se
limitará la soberanía de las naciones que firmen
el Tratado.
Porque el ALCA representa un neo-proteccionismo
del comercio global. Los EEUU, esgrimiendo un
discurso liberalizador, pretenden, por una parte
apoyar a sus sectores que han perdido
competitividad con subsidios, aranceles y medidas
no arancelarias y por otra promover el libre
comercio para sus productos competitivos.
Porque el ALCA omite aspectos imprescindibles
El Tratado omite aspectos que son imprescindibles
para la sostenibilidad del desarrollo de nuestras
naciones como: medio ambiente, políticas
laborales y sociales, migraciones, economía de
género, seguridad alimentaria.
2.- Queremos un nuevo tipo de integración de las Américas
Otra integración es posible.
Se está empezando a abrir un espacio nuevo para
imaginar, pensar y planear estratégicamente una
nueva integración que parta de los intereses y
valores de la gente y no deje en manos del
mercado el futuro de la humanidad. Teóricamente
hay otras posibilidades y empíricamente hay
diversas formas de integración de distintos
países y bloques distintas de la dinámica
globalizada. Se está consensuando una Alternativa
para las Américas.
Otra integración es factible.
La condición para que esta alternativa posible
llegue a ser una realidad es principalmente
política: hace falta desarrollar un Sujeto social
que planee y vaya acumulando fuerzas para
lograrlo. Para ello ya no basta hacerlo sólo
desde cada sector, sólo desde cada país. El reto
es construir un Sujeto social multisectorial e
internacional. Este sujeto está iniciando su
construcción. Su desarrollo es una meta de largo
plazo.
3.- Algunos principios éticos que pueden inspirar esta nueva integración
La globalización de la solidaridad humana supone
que los habitantes del Continente americano nos
vayamos haciendo cargo de la humanidad común de
los pueblos de América, nos sensibilicemos frente
a la desigualdad existente; carguemos con ella
asumiendo el valor de la equidad en los acuerdos
internacionales y resistiendo a la asimetría
injusta.
Globalizar la solidaridad a partir de una
situación signada por la injusticia y la
desigualdad, implica:
- Dar trato preferencial a los 'débiles' en las
relaciones sociales de manera que el resultado
final sea equilibrar los actores sociales hoy tan
desigualmente ubicados.
- Identificar los 'débiles' con los pobres y
convertir su vida en el criterio para evaluar los
mecanismos de solidaridad que se pongan en marcha
y sus resultados.
- Dar estos pasos de una forma consciente tanto
las personas como los pueblos y los Estados
nacionales.
La humanización de la economía
La globalización de la economía ha de estar
sujeta a reglas. Reglas que garanticen la
distribución del ingreso inter e intra
nacionalmente, que garanticen la supremacía de
los derechos humanos, económicos, sociales y
culturales y de los pueblos y que garanticen la
sustentabilidad del planeta.
Los objetivos que deben guiar cualquier
integración y con los que se deben evaluar sus
resultados han de ser principalmente los
objetivos sociales; no sólo los macroeconómicos.
Lo importante no ha de ser si la economía crece,
es estable, sino si la gente vive mejor, pues no
es cierto que cuando hay crecimiento de la
economía hay necesariamente más y mejores
empleos. En México, por ejemplo, después de 7
años del TLCAN, no se logró lo prometido: más y
mejores empleos. En el sector manufacturero que
es el gran exportador, hoy hay 9.4% menos empleo
que antes del TLCAN. Las empresas exportadoras
crearon empleos, pero menos que los que se
perdieron en sus antiguos proveedores. Además los
empleos creados son malos empleos.
De los nuevos empleos asalariados generados
durante el TLCAN el 49% no tiene las prestaciones
que marca la ley.
La transparencia de la negociación y ejecución

La negociación de los acuerdos internacionales ha
de ser de cara y con participación real de la
sociedad y ratificada bajo formas reales de
consulta.
El reconocimiento del otro como interlocutor
La negociación para lograr una nueva integración,
además de la globalización de la solidaridad
humana y la humanización de la economía, supone:
- Considerar que los que participan en la
negociación son seres culturales y actores
sociales que tienen mucho que aportar para lograr
un beneficio común a todos.
- Valorar la diversidad cultural y las
diferencias iniciales como enriquecimiento del
proceso.
- Estar consciente de que una negociación exitosa
es la que alcanza una posición final percibida
como 'mejor' por todos los que participan en
ella. La condición de posibilidad de este
resultado es que cada uno mueva sus posiciones
iniciales hasta llegar a la convicción de haber
alcanzado una mejor condición como fruto del
proceso.
- Aceptar el diálogo como el instrumento
privilegiado para alcanzar acuerdos en
sustitución de la fuerza como modo de imponer
opiniones o resultados.
4.- Retos para la Compañía de Jesús en la
construcción de alternativas de integración
Priorizar el tema de la integración
El cuerpo universal de la Compañía debe tomar en
serio su papel en los procesos de integración
regionales en el marco de la globalización
mundial.
Contribuir a la creación de alternativas viables
La Compañía debe colaborar en la generación de un
nuevo pensamiento social, ético y político que
sea alternativa viable a lo propuesto en el ALCA.
Un nuevo pensamiento que se genere a partir de un
proceso creativo, participativo e incluyente
desarrollado desde y con los pobres. No basta con
oponernos; tenemos que brindar caminos
alternativos desde nuestras instituciones
educativas y de investigación. No es suficiente
tener claro lo que no queremos sino debemos
esclarecer lo que queremos y esto debe ser viable.
Al llevar a cabo dicha colaboración la Compañía
ha de evitar cualquier forma de protagonismo, más
bien ha de procurar integrarse en procesos,
organizaciones y gestiones ya existentes.
Ajustar la organización e integración propia de la Compañía
El ALCA nos enfrenta desde la Compañía, a otro
nivel de integración entre nosotros que sea más
inclusiva de los laicos y laicas y trabaje
suficientemente la relación orgánica con la
Asistencia de Estados Unidos de América y las
Provincias de Canadá.
5.- Propuestas de líneas de acción
Hacia dentro de la Compañía de Jesús:
Aprovechar nuestras instituciones y distintos
sectores apostólicos para la elaboración y
promoción de una ética inclusiva y humana.
Abordar, a través de AUSJAL y de los Centros de
Investigación del Sector Social de la Compañía de
Jesús, el tema de los modelos de integración
estudiando diversas alternativas.
Buscar maneras de participar en la Alianza Social Continental.
Propiciar un equipo a tiempo completo para
profundizar un nuevo proyecto de integración
latinoamericana.
Hacia la Iglesia
Hablar del proyecto del ALCA con nuestros obispos.
Buscar sensibilizar y compartir con nuestras
iglesias locales, Obispos y con el CELAM nuestra
visión sobre la integración latinoamericana y las
propuestas de tratados de libre comercio.
Hacia la sociedad civil
Ser puentes entre la base y los sectores académicos e intelectuales.
Incorporar en la educación, en todos los niveles
en los que ya incidimos, la información, la
reflexión y creación de una conciencia crítica
sobre el ALCA.
Fortalecer y acompañar los movimientos que
generen proyectos de desarrollo de cada país.
Buscar maneras de hacer presentes estos puntos de
vista, debidamente fundamentados, en la opinión
pública y en los medios de comunicación para
lograr influir en tomas de decisión que
favorezcan a la totalidad de la población.