VENEZUELA:Navidad sin tregua




Humberto Márquez

CARACAS, 23 dic (IPS) - Veintitrés millones de venezolanos se aprestan a
celebrar la Navidad más dura de los últimos años, mientras se inicia la
cuarta semana de la huelga empresarial y sindical para desalojar del poder
al presidente Hugo Chávez.

La escasez de gasolina y de gas para uso doméstico, de harina de maíz,
leche, bebidas gaseosas y cerveza, y el cierre parcial de bancos y otros
servicios, convirtió en un calvario las compras, cobros y pagos, los viajes,
el asueto en familia y la preparación de los platos típicos de la
celebración.

"Desde hace más de una semana se acabó el gas en bombonas (cilindros).
Compramos carbón, pero la bolsa de dos kilos, a 600 bolívares (45 centavos
de dólar), la venden al doble de su precio", dijo telefónicamente a IPS
Gisela Padrón, ama de casa en Hato Escondido, vecindario humilde de la
occidental ciudad de Maracaibo.

La falta de gas siguió a la de gasolina, pues gerentes y miles de empleados
de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) paralizaron 17.000
pozos, donde se produce gas asociado con el crudo, así como refinerías,
oleoductos, estaciones de llenado, muelles y buques-tanque.

A medida que progresa la huelga iniciada el 2 de este mes, la imagen
dominante en las ciudades venezolanas es la de largas filas de vehículos que
permanecen día y noche ante los expendios de gasolina, a la espera de un
camión-cisterna que les provea combustible.

A unos 200 metros de un expendio en Santa Mónica, vecindario de clase media
de Caracas, Luis Palacios jugaba con sus amigos una partida de dominó,
pasando la noche en vela para cargar líquido carburante al día siguiente.
Más allá otros jugaban a los naipes.

"No hay derecho a que esto pase, en este país estamos enloqueciendo",
comentó Palacios a IPS.

"La industria petrolera no es de nadie, es de todos, y no se puede parar. No
estoy con el gobierno ni con la oposición, lo que quiero es gasolina",
explicó.

La llamada "batalla petrolera" se ha convertido en el nudo del conflicto
entre Chávez y la coalición opositora, conformada por la Coordinadora
Democrática, la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), la central
empresarial Fedecámaras y militares declarados en desobediencia, que exige
su renuncia o la convocatoria inmediata a elecciones anticipadas.

La parálisis de la industria manufacturera, la educación y otros servicios
se diluyó en el tradicional asueto de diciembre, el transporte público
funciona parcialmente y los comercios medianos y pequeños mantienen sus
puertas abiertas.

Pero la falta de combustible afecta desde la cocción de alimentos hasta el
encuentro familiar en estos días festivos.

En una encuesta telefónica efectuada el sábado en nueve ciudades por la
firma Consultores 21, 92 por ciento de los consultados reclamó un acuerdo
entre oposición y gobierno, 58 por ciento responsabilizó a Chávez por la
huelga, 23 por ciento a los opositores y 19 por ciento dijo no saber.

En seis millones de hogares, 3,5 millones tienen servicio telefónico.

Cincuenta y siete por ciento de los encuestados estimó que la medida de
fuerza es exitosa, mientras 31 por ciento la consideró un fracaso. Si la
Iglesia Católica llamase a suspender la huelga en Navidad, 50 por ciento de
los entrevistados consideró que debería acatarse el llamado, y 44 por ciento
que no.

El vicepresidente José Vicente Rangel sugirió este lunes a los promotores de
la huelga que acuerden una tregua esta Navidad "en vista de que la mesa de
negociación marcha en forma lenta pero avanza".

Rangel encabeza a los seis delegados del gobierno en la mesa de diálogo,
integrada también por seis representantes de la oposición, que busca desde
noviembre una salida electoral a la crisis bajo la coordinación del
secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria.

El delegado opositor Timoteo Zambrano discrepó con el análisis de Rangel: "
El gobierno no avanza. Nos deja esperando continuamente, vamos a un ritmo
lento para la profundidad de la crisis. La mesa debe declararse en sesión
permanente", opinó.

El gobierno, elegido hace dos años para gobernar hasta 2006, recomienda a la
oposición que recurra al referendo revocatorio para poner fin a su mandato,
mecanismo constitucional que podría accionarse a partir de agosto de 2003.

Pero los opositores rechazan una solución tan lejana y reclaman "elecciones
ya", aun a sabiendas de que sólo podrían celebrarse comicios anticipados si
se reforma primero la Constitución.

Además, la oposición --particularmente el sindicato de los jerarcas de
Pdvsa, Gente de Petróleo-- exige que Chávez renuncie a la presidencia como
condición para levantar el conflicto.

El mandatario, animado porque marinos leales a su gobierno han movilizado
algunos buques petroleros y trabajadores han podido activar una pequeña
refinería, endureció su discurso contra los huelguistas y obtuvo apoyo
militar para intentar reactivar esa industria.

La oposición, por su lado, sostiene sus llamados a marchas y
manifestaciones, a las que se agregan vigilias y misas en la víspera de
Navidad, para reclamar la salida de Chávez. Seguidores del oficialismo
preparan también algunas manifestaciones.

Los canales privados de televisión, que aseguran contar con 97 por ciento de
la teleaudiencia, lanzaron una campaña publicitaria contra el presidente y
en apoyo a la oposición, a la que adhieren en forma abierta.

"Hay un solo responsable de tanto terror, de tanto horror, de las
violaciones a los derechos humanos, de los crímenes, la anarquía, los
asesinatos en las calles, del irrespeto a las instituciones, la apología del
delito y el odio entre hermanos. No te dejes engañar. ¡Ni un paso atrás!
Coordinadora Democrática", reza uno de esos anuncios.

Los mensajes consisten en frases escritas en caracteres blancos sobre fondo
negro, acompañados a veces por imágenes de hechos de violencia callejera,
concentraciones y militares disolviendo manifestaciones.

El áspero clima de confrontación es apenas matizado por jóvenes opositores y
oficialistas, que han pactado la celebración de partidos de fútbol en medio
de las manifestaciones de uno y otro bando, para aliviar la tensión y "
sacarle tarjeta roja a la violencia", según sus promotores

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Nello

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