Colombia: Crónica de las dificultades para informar sobre la guerra



Dick Emanuelsson
Liberación

El gobierno colombiano anunció, el 24 de octubre de 2002, que los
corresponsales de la prensa extranjera, acreditados en Colombia necesitan a
partir de ahora un permiso oficial para entrar en las zonas controladas por
el ejército.

Estas zonas fueron creadas por el nuevo presidente en el marco del estado de
excepción vigente desde el 12 de agosto para combatir a los grupos armados.
Ricardo Galán, secretario de prensa del gobierno, anunció que será el
ministro del Interior quien concederá las acreditaciones y que él mismo,
posteriormente, se encargará de informar a los gobernadores, y a las
respectivas autoridades, sobre la presencia de periodistas.

Añadió que solamente se concederán permisos a los periodistas « debidamente
acreditados » ante la oficina de prensa internacional de la Presidencia
advirtiéndoles del alto riesgo que correrán los que entren en las zonas.
Finalmente, el procedimiento se aplicará también a los periodistas
colombianos vinculados a medios internacionales.

Yo soy uno de esos corresponsales que ha tenido un increíble lío para poder
ir a hacer una reportaje en el departamento del Arauca. Hice la primera
solicitud el 23 de septiembre, el primer día del decreto 2002. Antes había
hablado con el ministerio del interior y con el de Justicia, y nadie sabia
nada. Hasta que me recomendaron tomar contacto con la XVIII Brigada en
Arauca.

Hice la solicitud pero tres días después me escribió la oficina de prensa
diciendo que tenia que dirigirme al Gobernador.

Lo hice y mandé la solicitud, por tercera vez, con el resultado que no pasó
nada. Llamé después de una semana y me dijeron que habían destituido el
gobernador y que ahora había un nuevo, un excoronel. Hice una nueva
solicitud el 7 de octubre y hasta el 16 no había recibido respuesta ninguna.

Llamé otra vez amenazando de escribir una crónica sobre el fatal tratamiento
de los corresponsales y me dijeron que no habían recibido ninguna solicitud
por fax. Otra vez nueva solicitud, nuevos requisitos en forma de fotocopia
de pasaporte, cédula, razón del viaje, etc. Después tres días obtuve el
permiso. Pero todo se demoró, no 8 días como estipula el decreto 2002, sino
unos 28, cuatro semanas.

Llegué el 21 de octubre con 8 días de permiso. No duré más que tres horas
hasta que tres agentes del DAS me pararon en una acción de película en el
pleno centro de Arauca cuando me dirigía a la asamblea departamental para
entrevistar a un diputado. Uno, el jefe, ni siquiera pudo identificarse,
sino tuvo que pedir a su subalterno que lo hiciera cuando lo exigí. Me
llevaron, con mi acompañante de las organizaciones sociales y sindicales del
departamento, a la sede del DAS, a pesar que lo mostré el permiso escrito
enviado de la gobernación. Allá, dos jefes pidieron disculpas por "la
molestia", pero que es que "alguien había visto un extranjero en la ciudad".

Gente de allá, en esa ciudad tan militarizada con uniformados en cada parte,
dijeron que "fue una acción de amedrentamiento", no tanto por haber visto a
un "mono".

Entrevisté en Arauca el gobernador ex-militar (coronel), jefes de las
estaciones de policía en Arauquita y Saravena, niños que testimoniaban que
los militares y policías regalan caramelos o dinero para que los informen
"donde están los guerrilleros o las armas". Padres que están desesperados
por la ubicación de las estaciones de las policías en el medio del pueblo,
rodeados por colegios, alcaldías e instalaciones publicas o viviendas.
Familias y campesinos que han sido agredidos, respectivamente asesinados,
torturados, mujeres violadas o casas que han sido quemadas después del
desembarco de tropas en el campo.

Como pueden ver, hay muchas razones para dar cubrimiento periodístico a un
departamento en guerra.

También hay muchas razones para tapar todo, si es posible. Un aspecto que no
se ha tocado, es el hecho de "avisar" a las autoridades de donde pueden
haber personas que en una e otra forma sean aliadas de las fuerzas oscuras.
Estos sectores pueden ahora, con el tiempo de 8 días para responder la
solicitud del corresponsal/solicitante extranjero, "preparar la bienvenida
fácilmente", con resultados fatales para uno.

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Nello

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