Venezuela:Ley de tierra y ley de pesca: leyes para superar la pobreza y la dependencia



Teodoro Guevara y Arturo Vega
CETIM


El conjunto de leyes aprobadas por el ejecutivo, luego de un período intenso
de consultas, investigación y discusión han originado la alarma y la
alharaca por parte de pequeños grupos y sectores de poder económico que
pretenden desvirtuar el sentido progresista, solidario y modernizador de
nuestro aparato económico que contienen las leyes, para hacer de ellas un
conflicto político que solo tiene como finalidad la defensa de sus más
mezquinos intereses y la continuidad de un sistema económico absolutamente
injusto e irracional, que no contribuyó, durante más de 40 años al
desarrollo de la economía y la producción nacional. Se oponen quienes han
vivido parasitariamente de los subsidios gubernamentales sin presentar
cuentas al país, sin desarrollar inversión, contentándose tan solo con la
ganancia fácil.

Sin embargo, para el pueblo venezolano y los trabajadores y trabajadoras,
muchas de estas leyes eran anhelos de bienestar, que hoy se concretan en un
marco jurídico más justo, ajustado a los contenidos de la Constitución
Bolivariana que fue ratificada en referéndum por la inmensa mayoría de los
venezolanos. Incluso los empresarios honestos de este país, aquellos que si
invierten en la producción nacional, obtienen garantías que protegen su
producción y se han opuesto y desenmascarado a la reacción parasitaria
asociada a las transnacionales.

Los trabajadores y trabajadoras de diversas áreas han demostrado su apoyo a
las leyes habilitantes aprobadas en noviembre del año pasado, y desmienten y
desmontan el discurso y la escasa representatividad con la que el presidente
fraudulento de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y su igualmente
ilesita cúpula, luego de derrotado por el pueblo el golpe de estado fascista
del pasado 11 de abril, intentan convocar un nuevo paro.

Las Leyes de Tierra y de Pesca

¿Sabía usted, que tan solo 8 familias del país son las que poseen
extensiones de tierra que en su conjunto suman más de 150 mil hectáreas de
terreno?¿Se imagina la extensión de la que estamos hablando? Pues, estamos
hablando de aproximadamente 18 veces la extensión de la ciudad de Caracas,
capital del país, donde habitan más de 4 millones de personas. ¿Sabía además
que estos inmensos fundos se encuentran en semiociosidad y están ubicadas en
las áreas más fértiles del país? Pues son estas familias las que encabezan
la oposición a la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.

También es bueno aclarar que grandes haciendas como las de la compañía de
licor "Santa Teresa", ubicadas en los Valles de Aragua, no poseen títulos
que comprueben la propiedad de esas tierras.

Así como esos existen muchos otros ejemplos de la desigual distribución de
la tierra que heredó el proceso de Revolución Bolivariana. Una gran parte de
los terratenientes no puede comprobar la propiedad legítima de las tierras,
muchos de sus títulos son falsos e írritos y provienen de sucesiones que se
inician con "regalos" que gobernadores de provincias, presidentes de estado
y presidentes de la República hicieron en las épocas más oscuras de finales
del siglo XIX y durante mucho tiempo en el siglo XX.

Los terratenientes que se oponen a la ley, son los mismos que afirman que
esta es un irrespeto a la propiedad privada porque les obliga a pagar un
impuesto por la ociosidad en que mantienen las tierras más productivas del
país. Son sectores que viven de la ganancia parasitaria y fácil, que crían
ganado en tierras óptimas para la agricultura, sin desarrollar este último
renglón. Son los sectores que se favorecen y favorecen la agricultura de
puertos y la dependencia agroalimentaria, que además vivían de los subsidios
del estado (sobre los que nunca rindieron cuentas).

La ley establece un conjunto de avances que fortalecen el movimiento
campesino, la seguridad agroalimentaria y el desarrollo del aparato
productivo. Protege a los campesinos pobres, estimula la formación de
cooperativas y de otras formas asociativas de producción apoyándolos
financiera y técnicamente, creando además las condiciones de sustentabilidad
de su actividad económica creando las líneas de transporte y
comercialización necesarias.

La Ley de Tierras y Desarrollo Agrícola ha permitido iniciar un proceso de
reparto más equitativo de la riqueza agrícola, regularizando el reparto de
la tierra a los campesinos por intermedio del Instituto Nacional de Tierras;
se rescata la función social de la tierra y su utilización de acuerdo a su
potencial productivo, estimula la construcción de centros poblados rurales
dotados de servicios, con acceso a la salud, la educación, a una vivienda
digna.

Este nuevo instrumento legal, fundamental en el proceso de liberación
nacional que se adelanta en Venezuela por medio de la Revolución
Bolivariana, se orienta a la armonización del desarrollo agropecuario, a la
reducción y posterior eliminación de la dependencia alimentaria, a la
conservación y cuido del medio ambiente y el equilibrio ecológico.

La ley ha fortalecido la organización, movilización y participación del
movimiento agrario y la población campesina, que representa entre un 12 y un
15% de la población del país. La ley abre una contradicción fundamental
entre los intereses de soberanía e independencia del país y los legítimos
derechos y aspiraciones del campesinado frente a los intereses mezquinos de
los latifundistas y terrófagos. Se trata de recuperar la función social de
la tierra, de reivindicar las luchas por igualdad y justicia de Ezequiel
Zamora aclamado por sus seguidores como el General del Pueblo Soberano,
cuyas consignas eran por "el respeto a los campesinos y un sistema de tierra
y hombres libres".

Esta ley se vincula con la Ley de Pesca, también aprobada en el paquete de
leyes habilitantes, que actualiza la política y la legislación del estado en
materia pesquera; estableciendo límites para la explotación pesquera a favor
del medio ambiente marino y de los pescadores artesanales, estableciendo a
la pesca industrial y de arrastre límites (a partir de seis millas marinas
de distancia de la costa continental y diez millas de la costa insular) que
reduzcan al máximo sus daños al ecosistema marino y garantizando así al
pescador artesanal posibilidades reales de desarrollo y productividad. La
Ley de Pesca establece la obligatoriedad de la protección social de los
tripulantes de las embarcaciones pesqueras, reconociendo los derechos
sociales y laborales de un sector de trabajadores por décadas explotados y
desasistidos. La nueva ley establece un sistema de multas y sanciones contra
las infracciones de los industriales que realmente elimina la impunidad de
estos sectores que invadían las zonas de pesca artesanal, destruían los
instrumentos pesca de los artesanos y destrozaban el medio ambiente marino,
y que luego pagaban multas insignificantes. Esta ley además permite romper
las roscas de intermediación y abaratar los precios de los productos
marinos.

El Movimiento Campesino

Antes del golpe del 11 de abril, la oligarquía nacional había iniciado los
mecanismos legales e ilegales de presión contra el gobierno y contra el
campesinado para evitar la aplicación de la ley de tierras. Con la entrega
de los primeros títulos de propiedad vinieron los primeros atentados como el
movimiento campesino: Luis Mora, presidente del Bloque Revolucionario del
Sur del Lago, dirigente y luchador de la causa campesina, que trabajaba en
el establecimiento de la poligonal rural regional, fue vilmente asesinado
por unos sicarios, en su propia casa, frente a su hijo de 11 años, el jueves
10 de enero. Este hecho ocurrió apenas unas horas después que en Maracaibo,
se perpetrara un atentado en contra de José Huerta, ex delegado del
Instituto Agrario Nacional, colaborador del Ministerio de Agricultura y
también luchador y dirigente campesino, miembro del Comité Central del
Partido Comunista de Venezuela. Otros dirigentes campesinos también han
recibido amenazas de muerte. Los industriales de la pesca convocaron un paro
(en época de veda) y anunciaron que habría desabastecimiento de productos
marinos.

Todos sus esfuerzos fueron vanos. El movimiento campesino avanza en la
organización, formación y articulación nacional. La aplicación de las leyes
habilitantes sigue su curso, y en el Ministerio de Agricultura y en el
Instituto Nacional de Tierras, los movimiento populares son tratados como
interlocutores con capacidad de decisión inclusive en la política de
desarrollo agropecuario y seguridad alimentaria.

La principal expresión organizativa del movimiento campesino es la
Coordinadora Agraria Nacional "Ezequiel Zamora" - CANEZ -, la cual es la más
amplia y representativa agrupación del movimiento campesino venezolano. El
movimiento campesino jugó, al igual que otros sectores sociales, un papel
importantísimo en las jornadas del 12, 13 y 14 de abril.

Este movimiento social avanza en la profundización de la revolución
bolivariana, en el ejercicio de presión necesaria para desenmascarar a los
saboteadores y traidores, para lograr el castigo a los ganaderos que
intentan construir grupos paramilitares para amedrentar al movimiento
campesino y conspirar contra el proceso revolucionario (especialmente en la
zona fronteriza con Colombia).

La coordinación internacional de los campesinos venezolanos con los
movimientos campesinos progresistas y revolucionarios del mundo (como Vía
Campesina) es una necesidad imperiosa en un momento de agudización de las
contradicciones en Venezuela, de definiciones y deslindes que dejan al
Movimiento Bolivariano Revolucionario muy fortalecido frente al enemigo
interno, una reacción debilitada pero desesperada y muy peligrosa, que
cuenta con apoyo económico y político del principal centro de poder del
mundo: el Imperialismo Norteamericano.

El proceso revolucionario bolivariano ha iniciado una marcha para devolver
al pueblo los derechos y reivindicaciones robadas por los lacayos del
imperio, entre esos derechos están los consagrados al movimiento campesino
que lucha en la vanguardia de la consolidación y profundización del proceso
revolucionario venezolano, que tiene enorme importancia en el avance y
fortalecimiento de las luchas del movimiento popular en Latinoamérica y en
las luchas del Movimiento Antiglobalización Neoliberal.

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Nello

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