Argentina: inchiesta sulle forze armate



EXCLUSIVO: UNA ENCUESTA ENTRE MILITARES REVELA SU GRADO DE AUTORITARISMO
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Todavía con esa idea del golpe como recurso Más de la mitad de los cuadros
del Ejército piensa que el golpe fue justificado y sólo una muy pequeña
minoría lo ve como un error histórico. El 40 por ciento niega o no está
seguro de que hubo abusos contra los derechos humanos. Un veinte por ciento
cree que hay sistemas de gobierno mejores que la democracia.


Por Raúl Kollmann

 Más de la mitad de los integrantes del Ejército justifica el golpe de 1976,
señalando que no había otro camino o que las Fuerzas Armadas fueron
obligadas a instaurar la dictadura. Sólo uno de cada diez militares
considera que el golpe fue un error histórico. Al mismo tiempo, el 60 por
ciento de los uniformados reconoce que hubo violaciones a los derechos
humanos durante la dictadura. Es un porcentaje significativo, pero inferior
al que se registra entre los civiles: el 80 por ciento de los ciudadanos sin
uniforme afirma que durante la dictadura se violaron los derechos humanos.
En general, los militares exhiben posiciones conservadoras, reivindican los
valores tradicionales, desconfían de los medios de comunicación, la
educación pública y la policía, y aunque declaran tener convicciones
democráticas, dos de cada diez dicen que hay otras formas de gobierno
mejores que la democracia.
Las conclusiones surgen del primer estudio que realiza el Ejército Argentino
a través de una consultora independiente, la consultora Graciela Römer y
Asociados, con el objetivo de establecer planes institucionales que apunten
a la mejora en las relaciones entre civiles y militares. Los resultados del
estudio fueron presentados en un seminario organizado por la Universidad de
San Andrés, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y el Woodrow
Wilson International Center for Scholars. En la presentación participaron
John Cope, oficial retirado del ejército de EE.UU. e investigador en temas
de seguridad, el general Raimundes por el Estado Mayor del Ejército y el
especialista James Tulchin, quienes hicieron el análisis del informe
preparado por la consultora Römer y denominado "Militares y sociedad en
Argentina. Siglo XXI. El Ejército actual y su proyección". Página/12
accedió, en exclusiva, al informe entregado durante el seminario.
La envergadura del trabajo es llamativa. Se entrevistaron a 4825 cuadros del
Ejército, a 330 cadetes de primero a cuarto año, 1020 soldados y 432
integrantes del personal civil del Ejército. La metodología consistió en
entregar un formulario para que los militares contestaran por escrito y en
forma anónima a las preguntas de la encuesta.
En forma paralela y para comparar se le hicieron las mismas preguntas a una
muestra de 1278 civiles, elegidos al azar, respetándose las proporciones por
edad, sexo y nivel económico-social.
Militares y dictadura
Existe un punto clave para evaluar la opinión que hay hoy dentro del
Ejército: lo que piensan los militares sobre el golpe de 1976. Y en ese
terreno, los uniformados siguen sin tener una visión democrática de los
acontecimientos. La mayoría justifica aún hoy el golpe, lo que casi equivale
a decir que en las mismas circunstancias volverían a estar a favor. Los
argumentos: que no había otro camino (11 por ciento) y que las Fuerzas
Armadas se vieron obligadas a tomar el poder (45 por ciento). Esas dos
posturas ya suman un 56 por ciento, pero habría que agregar el 17 por ciento
que dice que no tiene posición formada, o sea que vacila ante un hecho
histórico reciente sobre el que tendría que tener total claridad
democrática. Esto redondearía un total del 73 por ciento que no tiene
posturas democráticas nítidas respecto del golpe del '76. En el otro lado de
la balanza está el total del 27 por ciento que considera la toma del poder
como un error histórico (13 por ciento) o que deberían haberse tomado otros
caminos dentro del marco constitucional (14 por ciento).
La violación de los derechos humanos
El Estudio Römer hizo otra comparación de importancia. Preguntó, en forma
paralela, dentro del Ejército y a la población civil si hubo o noviolaciones
a los derechos humanos durante el Proceso. Entre los militares, el 58 por
ciento admitió que "ciertamente se cometieron violaciones a los derechos
humanos". Se trata de un porcentaje alto, que constituye la mayoría de los
integrantes del Ejército. Eso es significativo. Pero por supuesto la opinión
entre los civiles tiene mucha mayor unanimidad: el 80 por ciento dice que
hubo asesinatos, torturas y robo de niños. Además, debe tenerse en cuenta
otro elemento: después de tantos años y de tantas pruebas evidentes, aún hay
un 26 por ciento de los militares que dice que no pasó nada y otro 16 por
ciento que dice no tener opinión, algo que a esta altura de los
acontecimientos es una respuesta más bien evasiva que se asemeja mucho a
negar las violaciones a los derechos humanos.
Democracia
Esta primera encuesta, amplia e independiente, realizada entre militares,
también abordó la cuestión de la democracia en forma directa. La frase que
debían evaluar los integrantes del Ejército era la siguiente: "La democracia
es preferible a cualquier otra forma de gobierno". Se trata de una pregunta
nítida, categórica, sin rodeos.
El 73 por ciento dijo coincidir con esa afirmación, pero nuevamente hubo un
20 por ciento que se manifestó en desacuerdo, o sea que no apoyó la
democracia, y un siete por ciento no tuvo opinión. Esto vuelve a mostrar que
hay una especie de bloque que oscila entre el 25 y el 30 por ciento de
efectivos con tendencias más bien autoritarias.
El Estudio Römer hizo el mismo test entre los civiles, donde el respaldo a
la democracia es mayor (80 por ciento), aunque también hay un bloque del 20
por ciento que no respalda el actual sistema.
En este mismo sentido, los militares son los que menos creen que se esté
fortaleciendo un sistema democrático, aunque en la opinión pública general,
las posiciones están muy divididas: la mitad dice que se está avanzando en
el terreno democrático y la otra mitad sostiene que no.
Civiles y Fuerzas Armadas
En la encuesta hecha entre civiles, nada menos que el 87 por ciento contesta
que el país debe tener Fuerzas Armadas. Se trata de un porcentaje muy alto,
muy superior al 60 por ciento que opinaba de esa forma hace una década.
De todas maneras, esa evolución se ve también en la cuestión de la
confianza. Para los civiles, el Ejército merece una confianza media: hace
una década cualquier encuesta daba como resultado que los civiles tenían
confianza nula en los militares.
En el cuadro sobre confianza, se nota la tirantez de los militares respecto
de los medios de comunicación y, llamativamente, también respecto de la
educación pública, a la que consideran dominada por ideologías progresistas,
lejanas del orden y los valores tradicionales. Por ello, los integrantes del
Ejército sólo tienen confianza alta en las propias Fuerzas Armadas y en la
Iglesia. Eso los pinta desde el punto de vista ideológico. También el cuadro
de confianza muestra un desprecio tradicional, el de los militares respecto
de los policías, a los que siempre consideraron marginales, de poca
jerarquía y de nivel económico-social bajo.
El carácter conservador de los militares se verifica otra vez en el cuadro
denominado "La declinación de nuestros valores tradicionales está en la base
de la decadencia argentina". Este cuadro es una nítida evidencia de que los
valores de los militares siguen siendo los tradicionales, lo que seguramente
incluye el orden, la religión, la familia en su forma más conservadora y la
vieja moral. Nada menos que el 80 por ciento de los militares cree que la
modernidad en las ideas y los cambios en las formas de relacionarse son la
base de la caída del país y rechaza cualquier pensamiento que vaya en otro
sentido: que el sistema económico, la vieja política y la vieja moral puedan
estar en la base de la crisis argentina.
Con estos bagajes, diferentes a los que tenían los militares hace una
década, pero todavía lejos de una mentalidad abierta y democrática, los
militares parecen desesperados por reubicarse en la sociedad. El Proceso,
los asesinatos, la tortura y la corrupción dejaron un océano en el medio de
civiles y militares y las distancias no parecen achicarse tan fácilmente


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Nello

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