Argentina: La República sojera



fonte Attac
                                           Alberto J. Lapolla *
Enfoques Alternativos

En la presente campaña en la Argentina se han sembrado casi 13.000.000 de
hectáreas de soja (transgénica en más de un 95%, con serias dificultades
para saber si la común sigue existiendo), que producirán alrededor de
37.000.000 de toneladas, por un valor de casi U$S 7.000 millones(1),
estimándose que en el 2004 se superarán los 14.000.000 de hectáreas. De la
producción total de 'granos' la soja ocupa mas de la mitad de la producción:
37 millones de Tn sobre 70 millones totales; de los cuales en el caso del
maíz ya tampoco es mayoritariamente un grano, pues al igual que la soja
transgénica su destino es ser forraje para la producción de ganado en Europa
o en China.

De tal forma que en aras de la convertibilidad, las privatizaciones, la
desindustrialización forzosa, la devastación de la nación aplicada desde
1976, pero en particular en el largo ciclo de 1989 a 2001, la nación
argentina ha mutado de ser el granero del mundo, para transformarse en una
republiqueta sojera, productora de forrajes, para que otros países con
políticas de desarrollo en serio, críen su ganado y no tengan que importarlo
de países como el nuestro.

La propagación de la soja no vino sola; junto con su explosión desde 1994
hasta nuestros días, su avance vino acompañado de la destrucción de otras
producciones de alimentos, como el tambo, la ganadería, la apicultura,
montes frutales, cultivos de sorgo, batata, arveja, lenteja y los cinturones
verdes hortícolas productores de frutas y verduras, expulsados de la
producción por el doble proceso de la imposibilidad de competir
económicamente con una soja subsidiada por todo el modelo económico y por
las fumigaciones aéreas de herbicida y plaguicidas que destruyen los
cultivos de los pequeños productores.

Como producto de esta situación la Argentina ya no produce alimentos, sino
mayoritariamente forrajes de exportación, 'commodities' que generan divisas
para pagar deuda externa.

Se llega a extremos claramente irracionales desde el punto de vista
agronómico, como es el caso de desmontar montes frutales, forestales,
incluso áreas de recreo para sembrar soja transgénica. También se llega a
graves situaciones como en Santiago del Estero, donde las empresas sojeras y
los terratenientes apelan a la violencia parapolicial y oficial para
expulsar a los campesinos santiagueños que laboran y viven en sus tierras
desde hace varias generaciones.

Según el último censo agrario entre 1991 y 2001 han desaparecido alrededor
de 150.000 productores pequeños(2), produciéndose la mayor concentración
latifundista de la historia argentina: 6.200 propietarios poseen el 49.6% de
la tierra productiva total de la nación y acompañando este proceso de
concentración y manipulación productiva por parte de las empresas
multinacionales, 16.000.000 de hectáreas se encuentran ya en manos
extranjeras.(2)

De granero del mundo al monocultivo

Como señaláramos más arriba la diversidad de la producción agrícola
argentina que la hiciera merecedora del calificativo de granero del mundo
está mutando por obra y gracia de la política de las relaciones carnales, y
del neoliberalismo, hacia el monocultivo de soja transgenica de uso
forrajero.

Durante el largo ciclo de la rotación agrícola ganadera que caracterizaba
nuestra producción, la Argentina producía la mas variada cantidad de
alimentos en el orden nacional así como fuertes producciones regionales u
hortícolas que la autoabastecían prácticamente de todo tipo de alimentos.
Éramos soberanos desde el punto de vista de la producción de alimentos en
tanto y en cuanto producíamos todo o casi todo lo que nuestro ecosistema
agrícola (el tercero mejor dotado del planeta) podía producir, pero también
éramos soberanos porque nuestros chacareros eran dueños de la simiente para
sembrar de un año a otro tal cual lo han hecho históricamente los
campesinos, es decir el productor guardaba una parte de la semilla para la
siembra de la temporada siguiente. Pues bien, ya no, ahora la semilla es
propiedad del semillero multinacional que lo tiene patentado y exige que se
lo compre año a año, destruyendo la soberanía nacional sobre la producción
de alimentos.

Y este no es un hecho menor, a partir de la política de 1991 de
desregulación llevada adelante por Domingo Cavallo, el INTA, que había
desarrollado una correcta política de variedades y cultivares agrícolas
durante décadas para las distintas áreas de cultivo argentinos, se vio
obligado a entregar su colección de germoplasma a los semilleros
multinacionales que se apropiaron desde entonces de los secretos de la
producción nacional. A partir de allí el INTA fue poco menos que una figura
decorativa, al servicio de Monsanto y las compañías cerealeras, en cuyas
manos quedó la el control y la exportación de granos al destruirse a la
Junta Nacional de Granos.

Esta política desarrollada por la autoridad de agricultura de entonces -el
Ing. Felipe Solá- destruyó la soberanía alimentaria argentina iniciando un
proceso que está llegando a su cúspide transformando a nuestro país en una
colonia desde el punto de vista alimentario. Este proceso fue privando a los
agricultores de semillas de germoplasma nacional estabilizados por las
condiciones ecológicas de nuestras regiones, llegándose al extremo actual
donde han desaparecido cultivares y variedades de trigo pan, trigo candeal,
maíz, arveja, lenteja, tomate, sorgo, lino, girasol, papa, batata, etc.,
sembradas durante décadas y desarrolladas en el país por el INTA o la
Secretaría de Agricultura en otros tiempos, transformando al antiguo granero
del mundo en una peligrosa republiqueta sojera. (3)(4)

La República de Monsanto

Si bien la soja tradicional (no transgénica) venía expandiéndose en forma
continuada desde mediados de los sesenta, es a partir de 1994 con la
autorización por la autoridad agropecuaria (Cavallo-Solá) del cultivo de la
Soja RR (soja transgénica con agregado de genes para Resistencia al
herbicida Round-up), que el cultivo de soja crece exponencialmente llegando
a ocupar más de la mitad de la producción total de 'granos' argentinos.

Inicialmente la multinacional Monsanto (la empresa norteamericana que
desarrollara el 2-4-5-T, el famoso Agente Naranja, durante la guerra de Viet
Nam - un poderoso arboricida) permitía la libre reproducción de semilla de
soja transgénica a los productores de un año para otro, pues parecía que su
negocio era la venta del herbicida Round-up, imprescindible para el sistema
de siembra de la misma. Sin embargo en una clara maniobra monopólica cuando
el cultivo estuvo lo suficientemente extendido, la desaparición de las
semillas de los cultivos de reemplazo avanzada y la dependencia del
productor era total, Monsanto patentó la soja RR obligando a los productores
a comprar semilla año tras año. Una reciente resolución de la Secretaría de
Agricultura, del actual gobierno, acaba de refrendar dicha obligación para
los productores, impidiendo la libre reproducción y siembra de la soja RR y
demás cultivos transgénicos.

Monsanto no sólo inundó de soja transgénica a la Pampa Húmeda y demás
rincones agrícolas o potencialmente agrícolas de nuestro país, también la
introdujo de contrabando -con la complicidad del gobierno de Carlos Menem-
en el Sur de Brasil, donde su cultivo estaba prohibido, haciendo que la
misma se extendiera en forma vertiginosa por todo el estado de Río Grande do
Sul.

Contradiciendo lo que había prometido durante la campaña electoral, Lula Da
Silva acaba de legalizar el cultivo de soja RR en Brasil, 'ante el hecho
consumado de su penetración desde la Argentina'. Exactamente lo que Monsanto
buscó desde el principio: que la Argentina y Brasil -el principal productor
de soja del mundo- fueran colonizados por su soja RR. A partir de esta
resolución del Presidente Lula, el Matto Grosso y la Amazonia tienen los
días contados

La soja y la desertificación de los suelos argentinos

Si bien la transgenia es un grave problema en sí, lo más grave del cultivo
de la soja RR, es su sistema de cultivo y la poco conocida acción del
monocultivo continuado de soja sobre la fertilidad y la estructura de los
suelos donde se la cultiva.

El sistema de cultivo de la sojaRR, el cual la hace 'tan rentable' en los
términos de agricultura minera e inmediatista a que son tan afines las voces
oficiales del establishment agronómico, tales como Clarín Rural, La Nación
Rural, la SRA, la Chacra, APRESID, los Grobokopatel, la FAUNBA y demás voces
oficiosas agropecuarias, se basa en su resistencia al herbicida Round-up
(Glifosato). Esto permite que la soja RR pueda crecer bajo las
pulverizaciones de Round-up, de tal forma que esta soja es implantada
mediante un sistema denominado siembra directa. Es decir no se rotura el
suelo, sino que sobre los rastrojos del cultivo anterior, previa aplicación
de herbicida, se siembra soja RR, mediante un equipo de siembra de alta
potencia apto para sembrar sin roturar. A posteriori se aplica Round-up más
los plaguicidas necesarios en sucesivas aplicaciones mediante fumigaciones
aéreas o con equipos especiales.

Cuando se iniciara este sistema de cultivo, sus defensores destacaban el no
laboreo del suelo, el menor uso de agroquímicos y de costo de labores que
implicaba como grandes beneficios.

Pasados ya casi diez la situación ha producido una desertificación biológica
de los suelos argentinos y a vistas de la reciente inundación inusitada de
la cuenca del Río Salado en Santa Fe, parecería que se está desarrollando un
inmenso proceso de devastación, erosión y desertificación estructural de los
suelos sometidos al sistema de siembra directa y cultivo de soja RR. (5)(6).

La no roturación del suelo, que pudo ser vista en un principio como una
práctica benéfica, terminó -en el marco de este sistema y del ecosistema de
los suelos que afecta- produciendo compactación, acumulación excesiva de
residuos orgánicos que no pueden ser mineralizados, disminución de la
temperatura del suelo (lo cual trae aparejado la disminución de la fijación
de nitrógeno por la soja y por ende la necesidad de fertilizarla con
Nitrógeno). También produce modificaciones en la microflora y microfauna del
suelo (el uso continuo de herbicida destruye la vida bacteriana del suelo
permitiendo la proliferación de hongos que modifican la química de la
mineralización de la materia orgánica, destruyendo la fertilidad natural de
nuestros suelos). La macrofauna del ecosistema de cultivo es brutalmente
afectado por este sistema de contaminación química continua del suelo: las
gaviotas y otras aves desaparecen por la ausencia de roturación, lo mismo
que las liebres por envenenamiento!
 y ausencia de rastrojo verde, las perdices ponen huevos estériles, las
lombrices (de fundamental acción benéfica para el suelo) son destruidas por
el uso masivo de agroquímicos, habiéndose observado efectos dañinos hasta en
ñandúes y siendo de público conocimiento la desaparición masiva de pájaros,
cuises, mariposas y otros integrantes habituales del ecosistema en los
lugares de aplicación masiva de este sistema de destrucción de los
componentes del ecosistema y su transformación en un sustento inerte de una
producción minera semiindustrial. Este sistema devasta la biodiversidad del
ecosistema agrícola.

Pero el uso continuado de herbicidas e insecticidas, produce también la
aparición de súper-malezas resistentes a dicho herbicida, lo cual obliga a
aumentar las dosis del mismo y cuando esto ya no es posible, a utilizar
otros herbicidas como 2-4-D, Atrazina, Paraquat, Diquat y otros productos,
los cuales son mayoritariamente cancerígenos, altamente tóxicos y
contaminantes del suelo y las napas de agua.

El sistema de producción en la Argentina está tan fuera de control que las
pulverizaciones aéreas con estos productos de altísima peligrosidad -la
mayoría de ellos prohibidos (o fuertemente restringidos) en sus países de
origen- han destruido los cultivos hortícolas, los cinturones verdes que
rodeaban ciudades y pueblos, las producciones apícolas, los montes frutales
y forestales, produciendo pueblos fantasmas, la emigración masiva de
pequeños productores a las villas de emergencia de las grandes ciudades y un
a inaudita concentración de la tierra.

Se ha llegado a extremos como Ituzaingó en Córdoba, donde las fumigaciones
han producido casi sesenta casos de cáncer en niños y mujeres, encontrándose
restos de agrotóxicos en análisis químicos de los tanques de agua de las
viviendas y graves afecciones alérgicas y pulmonares en los niños, los días
que los aviones fumigan los agrotóxicos literalmente sobre ellos. Este
sistema de producción es el que está generando una agricultura sin
agricultores, basado en un suelo sin suelo, desde el punto de vista
biológico.

Un sistema de dominación
El sistema se difunde como una plaga pues encaja a la perfección -es más, es
parte estructural del mismo- en el sistema de saqueo y devastación nacional
instaurado por el modelo de Cavallo-Menem.

El cultivo de la soja RR se difunde masivamente pues es susbsidiada de hecho
por las políticas generadas desde el poder económico dominante. La alta tasa
de rentabilidad bruta de la soja RR, está vinculada al altísimo precio del
gas oil, desde que Repsol decidió no producirlo más en el país sino
importarlo, lo cual encarece cualquier cultivo que pudiendo competir con la
soja, no se realice por siembra directa. El alto costo de la maquinaria para
hacer siembra directa obliga a trabajar en grandes extensiones de tierra
obligando a la concentración de la tierra, ya fuera por venta, arriendo o
abandono. Pero implicando siempre el desarrollo de un sistema de producción
sin agricultores.

El otro elemento es el bajo costo relativo del Round-up en el mercado de
herbicidas, teniendo en cuenta que el propio Monsanto realiza ventas en
negro para abaratarlo y que ahora hay un Round up de origen chino más barato
que el de Monsanto. Cabe señalar que en los EE.UU., lugar de origen de la
soja RR, la misma ocupa solo el 40% de la producción de soja y que el estado
regula su expansión mediante el precio del herbicida y de la semilla. Parece
que el estado argentino es mucho más pronorteamericano que el propio estado
yanqui.

¿Pero que beneficio trae la soja al sistema económico para ser tan
subsidiado por el sistema económico devastador que rige en la Argentina?
Pues, produce divisas para pagar deuda externa, es decir su producción no es
necesaria para el pueblo argentino sino para los acreedores externos de la
fraudulenta deuda externa, recientemente legitimada por el gobierno nacional
ante el FM

La devastación de la población del Tercer Mundo

La soja transgénica no es apta para consumo humano. Sin embargo en un gesto
demagógico y cuasi criminal los grandes productores de soja (Grupo
Grobokopatel 70.000 has; Carlos Reutemann 40.000 has, etc.) ofrecieron
regalar soja RR a los comedores populares, para mitigar el hambre de los
millones de pobres que el modelo económico genera. Luego de felicitarlos el
gobierno de Duhalde debió emitir un comunicado de la Secretaría de Salud
prohibiendo el uso de soja en la alimentación de niños menores de cinco años
y a mujeres embarazadas, advirtiendo sobre los peligros de su uso masivo en
la alimentación. Por supuesto dicha comunicación fue apenas difundida para
cubrir las espaldas de los Duhalde, pero reconoce lo que va siendo un
secreto a voces y es que la soja tanto transgénica como la común, no es apta
para consumo humano en forma directa, pues afecta gravemente la salud.

La soja posee un alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas) que
equivalen a consumir dos pastillas anticonceptivas por día, lo que está
produciendo graves alteraciones en el desarrollo de la sexualidad de los
jóvenes alimentados con 'soja solidaria' adelantando el inicio de la
menstruación y la diferenciación sexual en las niñas y produciendo rasgos
feminoides en los varones. Pudiendo afectar la capacidad reproductiva de la
población en el futuro.

La soja afecta gravemente el metabolismo del Calcio y la vitamina D,
produciendo raquitismo en niños alimentados por ella, así como osteoporosis
en adultos. También produce una grave deficiencia de Zinc.

En las poblaciones de Oriente de donde la soja es originaria, la misma no es
consumida en forma directa, ni en forma frecuente, sino que es fermentada
largo tiempo transformada en subproductos y consumida dos o tres veces al
año.

Al mismo tiempo desde China se reporta que zonas que han estado sometidos al
monocultivo de soja (no transgénica) han resultado afectadas por una
desertificación casi irrecuperable. Más allá de toda especulación
conspirativa, resulta muy difícil eludir la visión de que estamos
enfrentando una verdadera política implementada por una de las principales
multinacionales del mundo -miembro conspicuo del complejo militar-industrial
norteamericano- y que puede concluir con la desertificación masiva de la
tercera llanura más fértil de la tierra, histórica competidora del 'Corn
Belt' norteamericano, liquidando por varios caminos la histórica autonomía
alimentaria de la población humilde de la Argentina, que permitió la casi no
existencia del hambre en nuestra historia, hoy vigente en niveles
escandalosos y masivos en la república sojera monsantiana.

La imposibilidad del chacarero de poseer su propia simiente, la eliminación
de cultivos enteros, junto a la desaparición de sus semillas, la destrucción
de producciones de lenta acumulación como la ganadera o la tambera, y la
dependencia absoluta y creciente de la producción obligada de soja RR, ha
destruido la autonomía agraria argentina instalando una total colonización
de nuestro sistema agropecuario, manejado por las multinacionales cerealeras
ante la ausencia o la presencia cómplice del Estado nacional.

Por último cabe la especulación hacia nuestro destino como nación soberana
pensando en el doble efecto de la desertificación creciente de nuestros
suelos y en los efectos que sobre la salud reproductiva de la población
puede producir la ingesta de soja. Resulta difícil no pensar en una política
deliberada de destrucción y dominación del otrora granero del mundo.


Notas:

(1).- Clarín 30-09-03
(2).- INDEC- Censo Agrario Nacional, 2001.
(3).-Adolfo Boy - Implicancias del uso de 2-4- D, Glifosato y otros
herbicidas
(4).- Adolfo Boy- Mitos y Verdades sobre la soja
(5).-Tesis de Maestría : Chris Van Dam- Director: Gonzalo Bravo, PhD Salta,
marzo de 2002.
(6).-Alberto Marcipar - Una Cuestión de Elección - agosto 2003- Conferencia
en la UNR- Docente de Tecnología Inmunológica.
(7).-Gallo Mendoza - Los Productos con Material Transgénico- Trangénicos y
fracaso del Modelo Agropecuario -Publicación del GRR -Setiembre 2001-
(8).- Estado en Construcción - Grupo de Reflexión Rural - Abril 200
(*) Ing.Agr. genetista- Ex docente de la UBA. Miembro del Grupo de Reflexión
Rural
Artículo publicado por la revista Enfoques Alternativos, Octubre de 2003