Messico: Pese a nueva postura, el BM recomendó a México apertura de sectores claves a la IP



México D.F. Miércoles 23 de julio de 2003
 La insistencia privatizadora está atada a viejos conceptos: Ibarra
 Las experiencias en la banca, carreteras e industria azucarera en el país,
"sonoros fracasos", señala el ex secretario de Hacienda
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
http://www.jornada.unam.mx/020n1eco.php?origen=index.html&fly=1
En la insistencia del actual gobierno federal y otros sectores sociales en
la privatización de empresas públicas, aun cuando la efectividad de ese tipo
de política es cuestionada desde el propio Banco Mundial, David Ibarra
Muñoz, ex secretario de Hacienda, encuentra una "inercia para atender
conceptos viejos que están sujetos a revisión".
"El proceso de privatización ya llegó a su fin, queda poco por vender; se
habla de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, pero
ceder esos activos nacionales entraña costos importantes y erosiona la
soberanía económica", advierte el ex secretario de Hacienda.
En entrevista con La Jornada, señala: "Tenemos que darnos cuenta de dos
cosas: primero, que los paradigmas que nos vienen de fuera no necesariamente
se acomodan a nuestro medio y necesitamos modificarlos. Y, segundo, que
cuando hay errores como los que ahora se reconocen, debemos tener una
política activa del gobierno para compensar y corregir los errores y eso es
algo que no veo todavía".
Hay países, comenta, como China e India, o, en América Latina, Costa Rica y
Chile que han abierto su economía y flexibilizado sus políticas y han
logrado crecer más que México, al mismo tiempo que lograron defender los
intereses de sus trabajadores y de sus empresarios nacionales.
"Ahí está la principal deficiencia nuestra: en pensar que el mercado
resuelve todo, cuando en realidad Estado y mercado son complementarios."
El lunes pasado, el diario estadunidense The Wall Street Journal publicó que
el Banco Mundial, otrora apóstol de la privatización, atraviesa una "crisis
de fe" y actualmente duda en aconsejar a los países en desarrollo vender las
empresas estatales. "La antigua idea de las privatizaciones ya no parece tan
obvia, especialmente cuando se refiere a energía y gestión de sistemas de
aguas", indicó el rotativo.
"Los paradigmas, los conceptos teóricos que vienen de organismos como el
Banco Mundial, llegan aquí con retraso y hacemos las reformas con retraso",
consideró David Ibarra, quien desde hace varios años viene criticando la
"extranjerización" de sectores clave de la economía mexicana.
Cita, como ejemplo, que desde finales de los años 60, el Banco Mundial
recomendaba la apertura económica y la liberalización, que fue adoptada en
México hasta entrados los años 80. Ahora, el Banco Mundial está revisando
todos sus planteamientos y reconociendo que algo funcionó y que otras cosas
no sirvieron, añade.
"En el terreno de la reducción de la pobreza, el Banco Mundial dijo hace dos
años que hay que dar poder político a los pobres y en particular a los
campesinos, pues sólo de esa manera ellos podían influir en los cuerpos
ejecutivos y legislativos para lograr reformas que los favorezcan. Y eso es
algo que todavía no se asimila en México", comenta. "Seguimos con la inercia
de atender conceptos viejos que están sujetos a revisión."
Insiste en que el "paradigma" de la reforma estructural -término con el que
los organismos financieros internacionales se refieren a la privatización de
empresas y a la apertura comercial y financiera- "cambió y ahora se plantean
otras condiciones para que funcionen las economías e incluso se plantea la
revisión de las privatizaciones en toda América Latina".



 Delinean estrategia documentos del banco
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
No obstante el "desencanto" del Banco Mundial por los pobres resultados de
la privatización de empresas públicas en países en desarrollo, el gobierno
federal insiste en impulsar la apertura a capitales privados de actividades
claves, como la energética, mientras que la estrategia del organismo para el
país sigue considerando la entrada de particulares en la generación de
electricidad, explotación de gas y petróleo y manejo de sistemas de agua.
En los programas vigentes del Banco Mundial para México, el organismo
impulsa una estrategia orientada a incrementar la participación de
inversionistas particulares en sectores estratégicos para la economía y
soberanía nacionales, aun cuando el fracaso de algunas de las reformas de
las pasadas dos décadas es reconocido por el propio ente multilateral.
La Estrategia de Asistencia del Banco Mundial para México (CAS, por sus
siglas en inglés), vigente para el periodo de 2003 a 2005, reconoce el
fracaso de las reformas estructurales emprendidas en los años recientes en
el sector rural, pero al mismo tiempo recomienda avanzar en modificaciones
legales para permitir la participación privada en todos los campos de la
energía, infraestructura y agua potable y saneamiento.
Las reformas de libre mercado, emprendidas en México a partir de mediados de
los años 80 y cuya profundización es uno de los objetivos del actual
gobierno federal, tuvieron el objetivo, según sus promotores, de mejorar la
infraestructura del país, impulsar el crecimiento de la economía, reducir la
pobreza y mejorar la distribución del ingreso, metas que, a la vuelta de dos
décadas, no fueron alcanzadas totalmente.
"La distribución del ingreso en México empeoró para el periodo comprendido a
partir de 1984", precisamente cuando iniciaron las reformas de libre
mercado, señaló un reporte del Banco Mundial. Tampoco ha habido un mayor
repunte económico en el país. En las pasadas dos décadas, el incremento
promedio anual del producto interno bruto (PIB) ha sido de apenas 2.3 por
ciento, mientras que el actual ritmo de crecimiento, de uno por ciento
anual, es apenas una quinta parte de la tasa promedio lograda en la década
anterior al inicio de las reformas estructurales, que fue de 5.8 por ciento
por año.
Dos documentos oficiales del Banco Mundial insisten en la estrategia de
privatización de servicios públicos en México. El primero es México: un
programa de desarrollo integral para la nueva era, entregado en 2001 por el
organismo al gobierno del presidente Vicente Fox y que compendia el conjunto
de medidas recomendadas. El segundo es el citado CAS, un instrumento que
define los programas específicos que el banco impulsará durante tres años,
comprendidos entre 2003 y 2005.
En la Estrategia de Asistencia para México, el Banco Mundial señala: "Se
planea una operación para apoyar la reforma del sector energético (año
fiscal 2005), si la aprueba el Congreso, que está contemplada por el
gobierno en los sectores de petróleo, gas natural y electricidad, y que dará
mayor participación al sector privado".
El Banco Mundial señala que el sector energético sigue siendo importante
para el desarrollo económico de México dadas las considerables reservas de
petróleo y gas del país, así como de su potencial para generar crecimiento y
empleos. Añade que se necesitarán considerables inversiones para que el
sector satisfaga la demanda de suministros de energía y estima estos
requerimientos entre 100 mil y 130 mil millones de dólares para mantener el
ritmo de crecimiento económico en la próxima década.