Ecuador: FMI como Pedro en su casa



 Marcelo Larrea*

Una misión del FMI se encuentra en Ecuador supervisando el
funcionamiento de la economía del país como Pedro en su casa. El
Ministro de Economía Mauricio Pozo y el Presidente del Banco Central,
Mauricio Yépez, actuando como empleados al servicio del FMI y no como
representantes de un país soberano, atienden sus requerimientos y se
aprestan a ejecutar sus disposiciones.

En línea con el acuerdo stand by suscrito por el gobierno de
Gutiérrez, el FMI, presiona para que se cumplan las metas de
austeridad del Presupuesto fiscal, para que éste no exceda de los
6.700 millones de dólares. En su perspectiva, esto implica
fundamentalmente severas restricciones a las asignaciones al sector
productivo, que bajan del 9,8 al 6,6%, a la inversión social en
educación, salud y vivienda y la disminución de las plazas de empleo
en el sector público y el congelamiento de sus remuneraciones.

A la vez el fondo presiona por el cumplimiento de los desembolsos para
el pago de la deuda, fijados en 2.400 millones de dólares y el
fortalecimiento de los presupuestos de las fuerzas armadas y la
policía que alcanzan 1.048 millones de dólares, sumados los cuales
superan el 50% de los egresos totales.

Los recursos fiscales se concentran evidentemente en dos rubros
prominentes: la satisfacción de las exigencias de los acreedores de
una deuda de dudosa legitimidad y, el fortalecimiento de los aparatos
represivos, en orden con la estrategia de Washington de precipitar a
Ecuador a su guerra del Plan Colombia y prevenir las explosiones socia
les que emergen del crack financiero del 99, de los desequilibrios
críticos de la dolarización y de las contradicciones mismas del modelo
neoliberal que asfixian las expectativas de crecimiento y extienden la
mancha de la pobreza sobre el 80% de la población.

A pesar de que la deuda externa de Ecuador oscila alrededor del 60%
del producto interno bruto, el programa del fondo, es que el
presupuesto se financie con 1.727 millones de nuevo endeudamiento y
medidas de ajuste en contra de una población con ingresos
insuficientes. En esta ocasión la misión del FMI, ha vuelto a
presionar por la eliminación del subsidio al gas, la introducción de
una reforma laboral dirigida a congelar la masa salarial y a reducir
los empleados del sector público y una reforma tributaria para elevar
los ingresos por impuestos gravando los vehículos y eliminando escudos
fiscales que protegen al aparato productivo local.

El conjunto de imposiciones del FMI, le ubican al gobierno de
Gutiérrez en una posición de guerra abierta con la clase obrera y el
conjunto del pueblo, que puede provocar la ruptura de la coalición
política que lo eligió y desencadenar una crisis mayúscula. De hecho,
incluso sectores empresariales, se advierte el peligro de una
explosión social por el deterioro del aparato productivo derivado de
la dolarización que ha permitido la invasión del mercado interno por
productos extranjeros y ha contraído y encarecido el crédito, por la
insuficiencia de dólares, generada por el déficit comercial y la
decisión de los banqueros de transferir los depósitos de sus clientes
al exterior.

* Marcelo Larrea, es director del periódico "el Sucre" ADITAL Agência
de Informação Frei Tito para a América Latina http://www.adital.org.br