ARGENTINA Incertidumbre, crisis e inseguridad ahogan a los argentinos



Víctor M. Carriba

Buenos Aires, 31 oct (PL) Argentina termina hoy el mes envuelta en una
incertidumbre total sobre las elecciones, la ruptura del partido gobernante,
otro retroceso en sus discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
y una espeluznante ola de secuestros.
La crisis está marcada en lo político por la virtual fractura del Partido
Justicialista (PJ) a causa de la feroz lucha interna desarrollada entre los
sectores encabezados por el actual mandatario, Eduardo Duhalde, y el ex
presidente Carlos Menem.
El segundo aspira a conseguir la nominación de esa organización a las
elecciones presidenciales fijadas para marzo próximo, mientras que el
primero trata por todos los medios a su alcance de encontrar otra figura que
pueda impedir el regreso de Menem a la Casa Rosada.
Hasta ahora la pugna se ha dado en el seno del partido y a través de
maniobras vinculadas a los comicios internos. Cada bando decidió fechas
diferentes para esa consulta y definió conformaciones distintas de la
llamada Junta Electoral.
Pero esa tensión ya quebró la unidad del bloque del PJ en la Cámara de
Diputados y una treintena de legisladores "menemistas"
confirmaron ayer su separación de esa bancada para integrar un grupo
denominado Azul y Blanco (los colores de la bandera argentina).
Esa escisión seguramente insertará la lucha intestina justicialista en la
labor parlamentaria, en especial cuando se trate de proyectos presentados
por los "duhaldistas" y el propio gobierno.
Las divisiones también se manifiestan entre las diversas figuras del PJ que
aspiran a la jefatura del estado y las vías para conseguirlo. Solo Menem, el
ex mandatario Adolfo Rodríguez Saá, y el político Juan Carlos Mussa se
inscribieron oficialmente como candidatos a la nominación partidista.
Sin embargo, los gobernadores justicialistas de las provincias de Santa Cruz
y Córdoba, Néstor Kirchner y José Manuel de la Sota, respectivamente, no se
registraron en el plazo oficial y amenazan con postularse por fuera del
partido.
Las elecciones presidenciales están programadas para el próximo 30 de marzo,
fecha puesta en duda por la mayoría de los analistas debido a la crudeza de
la puja dentro del principal partido político del país.
El siguiente capítulo previsible de la batalla está fijado para el martes
que viene cuando sesione nuevamente el Congreso Nacional Justicialista,
controlado por Duhalde, para ratificar el 19 de enero como fecha de las
internas del partido e ignorar el 15 de diciembre establecido por el Consejo
Nacional dominado por Menem.
Pero en esa reunión, según versiones periodísticas, los duhaldistas tratarán
además de elegir nuevas autoridades en los órganos de dirección de la
organización, incluído el Consejo Nacional, en un evidente intento para
desplazar a Menem de su presidencia.
Por otro lado, a la profundización de la crisis política se agregó ayer un
balde de agua helada lanzado sobre el creciente optimismo de las últimas
semanas con respecto a un supuesto inminente acuerdo de asistencia
financiera con el FMI.
Las negociaciones con ese organismo avanzan dificultosamente porque todavía
hay temas de difícil solución, dijo el ministro argentino de economía,
Roberto Lavagna, antes de viajar anoche a Washington y criticar nuevas
exigencias presentadas por el Fondo.
De esa forma la incertidumbre se agiganta también en el plano económico y
financiero, a sólo 10 días de que el país caiga en cesación de pagos de sus
compromisos con los organismos internacionales.
El 9 de noviembre se cumplirá un mes desde que se venció el plazo para
cubrir unos 830 millones de dólares de su deuda con el Banco Mundial y,
técnicamente, Argentina será considerada en default.
Y mientras, en el plano social, el tema de la inseguridad aterroriza a la
población, con un promedio de casi tres secuestros por día, entre ellos el
del padre del popular actor Pablo Echarri, plagiado hace una semana y
todavía cautivo a pesar de haber sido pagado un rescate de unos 200 mil
pesos (más de 60 mil dólares).

es/vc



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