R E S I S T E N C I A G L O B A L: Cancún como un segundo Seattle



7 de julio del 2003

Walden Bello
La Jornada
Faltan poco más de nueve semanas para que el refugio turístico de Cancún en
México sirva de sede a la quinta reunión ministerial de la Organización
Mundial de Comercio (OMC), entre el 9 y el 14 de septiembre. Pero las
negociaciones en Ginebra están prácticamente estancadas. La sensación que se
impone es que Cancún no será otro Doha, donde la cooperación entre Estados
Unidos y la Unión Europea (UE) impulsó un programa de trabajo y
negociaciones puntuales de comercio, en un ambiente donde pesaba la resaca
de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

La polarizada situación de las negociaciones agrícolas ejemplifica muy bien
el estado actual de los asuntos. Estados Unidos y el Grupo Cairns de
agroexportadores de los países desarrollados y en desarrollo consideran que
en el borrador propuesto, las reducciones arancelarias son muy pobres,
mientras que la Unión Europea y Japón las consideran demasiado amplias.

Los países en desarrollo están preocupados porque el borrador les exige
recortes arancelarios sustanciales. Además, estos países demandan ampliar
los "productos estratégicos" incluidos en la propuesta que, hasta el
momento, reserva sólo algunos cuantos alimentos básicos en la categoría
cuyas reducciones arancelarias deben ser mínimas.

Algo que pesa negativamente es que, por impulsar ventajas en la negociación,
Estados Unidos y la Unión Europea dividieron las filas de los países en
desarrollo. Países en desarrollo pertenecientes al Grupo Cairns, como
Brasil, Uruguay y Tailandia, se pasaron al bando de Estados Unidos contra la
Unión Europea y Japón. La Unión Europea respondió obteniendo el respaldo de
India y otras naciones en desarrollo para impulsar una contrapropuesta de
liberalización agropecuaria más parecida a la fórmula de liberalización
surgida de la Ronda de Uruguay, supuestamente más flexible.

En resumen, es muy improbable que en Cancún se arribe a un consenso con
respecto a las modalidades en las negociaciones agrícolas.

Estancamiento en los TRIPS

Estados Unidos no ha cedido un ápice en cuanto a los Derechos de Propiedad
Intelectual Relacionados al Comercio (conocidos como TRIPS, por sus siglas
en inglés) y en la controversia en asuntos de salud pública. Mantiene su
posición de que sólo en el caso de los medicamentos destinados a curar el
VIH-sida, la malaria y la tuberculosis, podrán distenderse los derechos de
patente.

Washington habla ahora de soltar los derechos de patente sólo en casos de
"crisis de salud pública" y no por "problemas de salud pública". Los
negociadores estadunidenses han dicho a sus contrapartes de los países en
desarrollo que si desean agilizar las negociaciones, deberán hablar
directamente con los gigantes farmacéuticos.

Otra situación perturbadora es que el propio director general de la OMC,
Supachai Paintchpakdi, desplaza la culpa del estancamiento en las
negociaciones, de Estados Unidos a Brasil e India, cuyos fabricantes, alega,
son quienes principalmente se beneficiarán de flexibilizar los derechos de
patente.

En cuanto a los controversiales "nuevos aspectos" -inversión, políticas de
competencia, procuración gubernamental y facilidades al comercio- la Unión
Europea intenta ahora separar la decisión de emprender negociaciones en
torno a estos aspectos, de cualquier movimiento de su parte por liberalizar
la agricultura.

Los gobiernos de los países ricos intensifican su campaña para convencer a
los gobiernos de los países en desarrollo, renuentes a negociar estos
asuntos, de que la liberalización de estos aspectos va encaminada en su
propio beneficio. Hay información de que, buscando agilizar un poco la
cuestión, Estados Unidos propone "desatar" cuatro áreas, para que las
negociaciones puedan proceder por separado. La UE accedió públicamente con
Estados Unidos, pero preferiría juntar las cuatro áreas.

La Unión Europea también está obviando las preocupaciones de los países en
desarrollo relativas a las modalidades sustantivas, y prefiere circunscribir
las negociaciones a las modalidades que se acuerden en Cancún, que son
meramente de procedimiento: qué tantas reuniones deben realizarse, etcétera.
No es sorpresa que esto sea muy criticado por los países en desarrollo, que
consideran esta jugada como un intento por extraerles un cheque en blanco
antes de comenzar las negociaciones sin antes acordar la sustancia de tales
pláticas.

En dos de las áreas clave, de gran interés para los países en desarrollo,
nada se ha movido de donde estaba. Son los aspectos relacionados con el
tratamiento y la instrumentación especiales y diferenciales. En esta última,
es importante relatar que en una reunión reciente con organizaciones no
gubernamentales en Bangkok, a principios de este mes, Pascal Lamy,
comisionado de Comercio estadunidense, acusó a los países en desarrollo de
no ser capaces de coincidir en las dos o tres prioridades principales de la
instrumentación que se requiere revisar.

¿Cómo resumir esto? ¿Qué significa este estancamiento en vísperas de la
reunión de Cancún? El señor Lamy dijo simplemente que "si uno observa el
proceso surgido de la reunión de Doha, que mandata que las negociaciones
concluyan hacia finales de 2004, entonces las cosas no se ven tan mal, dado
que en algunas áreas las negociaciones tienen un avance de dos tercios, en
algunas se está a la mitad del proceso, en otras en el primer tercio, y en
los TRIPS hay 98 por ciento de avance".

El papel de las reuniones ministeriales es llevar a cabo negociaciones en
muchas áreas a la vez, de modo que pueda arribarse a un arreglo abarcativo.
Dado que no hay aún consenso en las modalidades en las negociaciones de las
áreas críticas, la OMC encara un problema fundamental: qué harán los
gobiernos miembros en Cancún.

Tal vez sea esta la razón clave por la que los funcionarios de la OMC no
plantean concluir con una declaración que anuncie acuerdos en torno a los
aspectos negociados sino con un comunicado que sirva "como reporte del
progreso" de las negociaciones en curso, y la redacción de algunos informes
breves que provenga de los varios grupos negociadores que trabajan estos
aspectos desde Doha.

Las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Europea

Cualquier esperanza de arribar en Cancún a resultados tipo Doha se diluye
aún más conforme los lazos comerciales entre Estados Unidos y la Unión
Europea empeoran, como ocurrió recientemente. La UE amenaza con imponer
sanciones a Estados Unidos para finales de 2003, debido a los recortes
fiscales otorgados a sus exportadores, algo que un panel judicial de la OMC
declaró violatorio de las regulaciones de la organización. En represalia (al
menos así lo perciben algunos sectores), Estados Unidos dijo que demandará a
la Unión Europea ante la OMC por declarar una moratoria de facto contra los
alimentos genéticamente modificados.

Estos movimientos recientes no fortalecen la posibilidad de que, antes de
Cancún, ambas partes puedan consensar las modalidades de negociación
relativas a agricultura ni a otros aspectos del comercio.

Se dice que el representante de comercio estadunidense, Robert Zoelick, y el
comisionado Lamy, se están moviendo para crear puentes en esa brecha entre
Washington y Bruselas antes de Cancún, pero las condiciones del contexto son
más difíciles ahora que en noviembre de 2001, antes de la reunión de Doha,
cuando Estados Unidos y la Unión Europea compartían la posición común de
combatir el terrorismo e intervenir en Afganistán, cuando Washington no
había impuesto todavía el arancel protector de 40 por ciento a la
importación de acero ni había otorgado subsidios por 100 mil millones de
dólares a los agricultores estadunidenses.

La sociedad civil se moviliza

Conforme se frenan las negociaciones en Ginebra, las organizaciones de la
sociedad civil escalan sus esfuerzos para montar movilizaciones masivas y
desobediencia civil en Cancún y otras partes del mundo en la semana de la
reunión ministerial de la OMC.

Durante una reunión celebrada el 11 y 12 de mayo en la ciudad de México, los
delegados de la Asamblea Global y Hemisférica contra el Area de Libre
Comercio de las Américas y la OMC, declararon su compromiso por descarrilar
la quinta Reunión Ministerial de la Organización Mundial de Comercio, y la
acusaron de "institucionalizar el paradigma del libre mercado que tiene como
efecto pobreza, inequidad generalizada, inequidad de género y un
endeudamiento mayores por todo el mundo", acusándola de "destruir el medio
ambiente global".

Las autoridades mexicanas se preparan entonces para el arribo de miles de
activistas no sólo de México sino de Norte y Centro América. La oposición de
la sociedad civil ya puso a la OMC a la defensiva. No obstante que el señor
Supachai haya invitado a las principales ONG a formar un comité consultor de
la OMC, es interpretado por muchos observadores como un esfuerzo por dividir
a la sociedad civil global. Las organizaciones invitadas han sido muy cautas
en su respuesta, pues miden el enojo que podría ocasionar entre sus colegas
esta ruptura de filas.

Con el aire cargado de confrontación, y en un momento en que la credibilidad
de la OMC está en su punto más bajo por años, Cancún no se avizora como otro
Doha sino como un segundo Seattle.

* Director ejecutivo de Focus on Global South, con sede en Bangkok, y
profesor de sociología y administración pública en la Universidad de las
Filipinas.
Traducción: Ramón Vera Herrera